La historia de Charles Feeney es una historia de éxito, bondad y altruismo. Un curioso caso entre los multimillonarios. Feeney hizo fortuna por su visión empresarial y se puso una meta, donar sus más de 8.000 millones de dólares antes de morir. Y lo logró. Ha muerto este lunes a los 92 años en su humilde apartamento alquilado en San Francisco, según ha informado su fundación Atlantic Philanthropies.
Por El Mundo
“Es mucho más divertido dar mientras estás vivo que dar cuando estás muerto”, contaba Feeney en una biografía que se publico sobre él. Y es que este empresario ha ayudado a causas humanitarias en medio mundo a través de su fundación Atlantic Philanthropies, que creó en 1982 y a la que transfirió todos sus activos comerciales dos años después. La fundación cerró en 2020 cuando cumplió su misión de donar los 8.000 del patrimonio de Feeney, que sólo se quedó con dos millones para la jubilación de su mujer Helga.
Algunas de sus donaciones fueron para infraestructura en Vietnam, universidades en Irlanda y centros médicos dedicados a encontrar curas para el cáncer y las enfermedades cardiovasculares en República de Irlanda, Cuba o Sudáfrica. Y prácticamente todas las donaciones tenían una cosa en común, que se realizaron de forma anónima, otra muestra del infinito altruismo de Feeney. Al ser preguntado por este anonimato, simplemente respondió: “Porque así no tienes que explicar a la gente por qué lo estás haciendo”. Bondad pura.
Feeney se crio en una familia estadounidense de origen irlandés y clase trabajadora y ya de pequeño se desenvolvía bien en el mundo de los negocios pese a haber nacido en 1931, en la época de la Gran Depresión. A los 10 años sacaban unas monedas vendiendo a sus vecinos tarjetas de Navidad y en la adolescencia se unió al Ejército de EEUU y luchó en la Guerra de Corea.
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