Cuando el artista israelí-estadounidense Tomer Peretz reservó vuelos para él y sus dos hijos pequeños desde Los Ángeles a Israel para la boda de un primo, anticipó un momento lleno de diversión con familiares y amigos cercanos.
Por New York Post
Estaba planeando música, bailar y reír con sus seres queridos que no habían visto en mucho tiempo.
Pero a los pocos días de su llegada, todo cambió cuando Hamás lanzó su ataque terrorista sorpresa a primera hora de la mañana del 7 de octubre, lo que provocó la pérdida de más de 1.400 vidas israelíes y el país declaró la guerra al grupo terrorista.
Peretz, de 41 años, no sólo estaba horrorizado y consternado por el ataque, sino que también sentía el deber de ayudar a sus compatriotas.
Inmediatamente levantó la mano para ofrecerse como voluntario en Zaka, la organización civil de rescate y recuperación del país.
Sin embargo, nada pudo prepararlo para lo que sucedería después, ya que fue asignado a una unidad altamente especializada que limpia cadáveres después de desastres y enviado al kibutz Be’eri, donde más de 100 personas, incluidos bebés, habían sido torturadas y masacradas por el despiadado ataque de Hamás.
Peretz insistió en describir al Post lo que había visto para transmitir el nivel de atrocidad y barbarie de los terroristas.
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