En la década del 40 los espectáculos de lucha libre eran muy comunes en Estados Unidos. Era fin de semana en Boston, el estadio principal de la ciudad estaba completo. Allí, participaba del evento un luchador que tenía el aspecto de un ogro. El locutor con voz engolada, alarga las vocales y lo presenta como “El ángel francés”. Pese a que ya había pasado la época en que los circos y ferias de Estados Unidos se presentaban los llamados “freaks”. Este joven deportista se parecía bastante a los hombres y mujeres que se ganaron la vida por alguna condición diferente de su cuerpo.
Por infobae.com
Entonces Maurice Tillet corrió el cortinado y empezó a caminar entre las tribunas. El hombre con su traje de luchador ceñido al cuerpo miraba fijo a todos. Los desafiaba y rugía como una bestia animal. Llevaba muy bien su papel de malvado.
Tillet subió al ring y con dos tomas certeras se llevó la pelea. Desde ese momento, arrancó el camino al éxito del luchador en los rings del mundo. El primer combate de Tillet en Estados Unidos fue en el Boston Garden, donde derrotó a Luigi Bacigalupi. Antes de entrar al ring, corrió entre la multitud y rugió muy cerca de los espectadores de las primeras filas.
La infancia de Maurice
Maurice había nacido en Rusia en 1903. Sus padres eran franceses. Al poco tiempo el hombre de la casa falleció y el niño quedó al cuidado de su mamá.
En 1917, tras la revolución rusa, Tillet y su madre se mudaron a Reims, Francia. Poco después, se hizo evidente que el cuerpo de Maurice cambiaba y no de la manera habitual de un adolescente. Cuando tenía 17 años, comenzó a notar una hinchazón en los pies, las manos y la cabeza, que parecía no tener un origen normal de su crecimiento. Tras visitar varios médicos que no daban en la tecla, cuando cumpliór 20 años le diagnosticaron acromegalia.
Los cambios en el cuerpo de Maurice
Maurice no siempre tuvo ese cuerpo. De niño tenía una cara de rasgos pequeños y melena rubia, tanto que su familia lo apodó “Ángel”. Este mote le quedó como alias en los rings: el Ángel Francés, gritaba el locutor y estallaba la tribuna.
La acromegalia es un trastorno hormonal que hace que la glándula pituitaria produzca demasiada hormona del crecimiento. Este problema de salud generalmente afecta a adultos de mediana edad. El resultado suele ser agrandamiento de las extremidades, apnea del sueño e incluso un cambio completo en la apariencia física, que es exactamente lo que le sucedió al joven Maurice
Antes de sufrir los cambios que le trajo la enfermedad, Tillet era muy atlético y le gustaba el rugby. Jugó en un equipo en Francia que viajó a Londres y allí conoció al del rey Jorge V. Maurice siempre estuvo orgulloso de este momento y se lo contaba a cualquiera que quisiera escucharlo. Así, ya como luchador de catch se sentaba en el vestuario y mientras se cambiaba, los otros hombres sudados y golpeados, oían el relato del día en que pudo conocer a “un rey de verdad”. Así decía mientras se les iluminaban los ojos.
Maurice era muy inteligente, hablaba 14 idiomas y soñaba con ser abogado. Completó su carrera de derecho pero sintió que nunca tendría éxito debido a su voz profunda y su apariencia poco convencional.
Pero su apariencia lo complicó en cada trabajo que quería iniciar. Le costaba hacerle entender a sus empleadores de su inteligencia. Casi siempre chocaba con silencios que se convertían en negativa para obtener los mejores empleos. Posteriormente, decidió probar suerte en la actuación y consiguió varios papeles menores en películas francesas.
Tras no conseguir trabajo como abogado, Tillet entró a la marina francesa en 1937. En un viaje a Singapur, fue a tomar algo en uno de esos bares que tienen un ancla en la puerta, mucho humo de tabaco y mujeres que coquetean con los marineros. Allí, en el puerto en una jornada de descanso conoció al luchador Karl Pojello, quien lo convenció de que ingrese al mundo del catch.
Tenía la fisonomía perfecta para hacer de un malvado en esas peleas que eran mitad destreza física y otra parte de actuación y drama sobre el ring.
Tillet empezó a ir al gimnasio y Pojello le enseñó todos los secretos de la lucha. Se abría un nuevo mundo ante sus ojos. Ganó dos títulos de peso pesado y fue considerado un éxito de taquilla en la cima de su carrera en la década del 40 del siglo pasado.
Pojello y Tillett se hicieron muy amigos. Vivieron juntos en una mansión en la ciudad de Chicago. Los dos luchadores dormían en habitaciones contiguas y alquilaban el resto de la casa a huéspedes que compartir desayunos y cenas con la dupla del catch. Los visitantes solían quedar en silencio mientras escuchaban las historias de triunfos del Ángel francés.
Su apariencia de bestia y sus movimientos salvajes hacían enloquecer al público. A pesar de que se ganó la fama gracias a su físico, Tillet era todo un intelectual. Escribía poesía y los que le conocían dicen que tenía un fino sentido del humor.
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