La entrada a Buena Vista, ubicada en la intercomunal de Barinas, permite imaginarse las condiciones en que se encuentra: enmontada, con calles de piedras que ya han sido lavadas por las aguas de lluvias, enormes huecos como si fuera un campo de guerra y familias viviendo en pobreza extrema.
Corresponsalía lapatilla.com
Aquí una vez estuvo el chavismo ilusionando a cerca de 700 familias que buscaban una casa, pero debían tener el terreno. Tras la decepción, algunos emprendieron nuevos rumbos y actualmente no llegan a 230 familias en dos sectores.
“Comenzaron bien. Nos pusieron agua y es lo único que tenemos”, comentó “Pinocho”, a quien llaman por su alias y es el encargado de abrir la llave de suministro.
El vecino tiene la esperanza de que a través del Consejo Federal de Gobierno les construyan un tanque con capacidad de 250.000 litros, para lo cual ya tienen la losa o base del mismo.
Una vez al mes venden la bolsa Clap de alimentos que, a decir de Deisy Carolina Vega, una mujer de 48 años con dos hijos pequeños, uno de ellos con problemas renales, y un esposo que no tiene empleo, “alcanza para muy pocos días”.
“La última bolsa trajo dos arroces, una pasta, una carne de buey, tres sardinas, una azúcar, un aceite y cuatro harinas que parecen una goma. La doctora me dijo que no le diera de eso a mi hijo enfermo”.
La población de Buena Vista tiene alrededor de 250 niños, de los cuales un alto porcentaje está bajo de peso, y hay un buen número de adultos mayores.
Deisy Vega tiene problemas en su rodilla derecha y su hombro izquierdo que requieren cirugías, por lo que pasa sus días “aguantando el dolor”.
Para su hijo amerita 80 dólares para adquirir el medicamento, que es base de su tratamiento, y al no tener ese dinero, se desespera tan solo con contar su necesidad.
Parcelamiento abandonado
Los habitantes de Buena Vista no creen en los políticos, debido a que todos han pasado en la búsqueda de votos, ofrecen y no cumplen, indistintamente de que ganen o no.
“Cuando hablan de Buena Vista, dicen que es una urbanización, pero esto sigue siendo un parcelamiento”, dice Deisy Vega, quien ya tiene 18 años viviendo allí.
Basta con ver las calles para darse cuentade que el proyecto de vialidad no tuvo respuestas. Tampoco hay aceras ni brocales, la electricidad es casi nula y la mayoría de las familias vive en ranchos de latas.