En primer lugar, es esencial entender que cada perro es único y aprenderá a su propio ritmo. Algunos perros pueden aprender rápidamente, mientras que otros pueden requerir más tiempo y esfuerzo. La paciencia es la clave. No hay que frustrarse si el perro no aprende de inmediato, ya que esto es normal.
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Uno de los primeros pasos es establecer un horario regular para llevar al perro afuera. Los perros tienden a hacer sus necesidades después de comer, beber, jugar o despertar. Por lo tanto, programar salidas regulares puede ayudar a predecir cuándo el perro necesita ir al baño.
Durante el proceso de enseñanza, es fundamental el uso de refuerzo positivo. Cada vez que el perro haga sus necesidades fuera de la casa, hay que elogiarlo y recompensarlo. Se pueden utilizar golosinas, caricias o palabras amables para hacerle saber que ha hecho lo correcto. El refuerzo positivo crea una asociación positiva entre hacer sus necesidades afuera y la recompensa, lo que motiva al perro a repetir el comportamiento.
Además, cuando se lleve al perro afuera, se puede elegir un lugar específico para que haga sus necesidades. Permanecer en el mismo lugar cada vez ayuda a la mascota a asociar ese lugar con la eliminación. Utilizar una palabra clave o una señal visual, como “haz pipí” o “ve al baño”, puede ser útil para que el perro comprenda lo que se espera de él.
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