Dicen que a confesión de partes, relevo de pruebas. Aunque en el caso de los artistas no queda claro si semejante afirmación es certera, dado su afición a acomodar la realidad a sus relatos: “Si hubiera jugado bien mis cartas, podría haber sido la primera princesa judía”, fue lo que escribió Barbra Streisand en su libro autobiográfico My Name is Barbra.
Por Clarín
La cantante, actriz, directora de cine y una de las primeras mujeres que se hicieron a sí mismas en un universo tan duro como el de Hollywood se refirió así a la relación que tuvo con el entonces Príncipe de Gales, hoy convertido en el rey Carlos III de Gran Bretaña.
Barbra Streisand y Carlos se conocieron en 1974, en el set de filmación de Funny Lady, una película que la artista protagonizaba. Y se dice que a partir de allí forjaron una amistad única, que incluso llegó a traerle algunos desencuentros -algunos más- con la propia princesa Diana, quien, según Streisand, sospechaba que la amistad entre ellos hubiera ido más allá.
La artista cuenta en su libro las aproximaciones hacia el rey y repite: “Si hubiera jugado bien sus cartas, podría haber sido la primera princesa judía”.
Eso pasó en 1974. En 1994 se reencontraron, esta vez detrás de escena en el concierto de Streisand en el Wembley Arena, en Londres.
Se cuenta que el por aquel entonces príncipe le escribió una cálida nota que decía: “Fue un placer asistir a tu concierto de anoche, ¡estuvo maravilloso y adoré cada minuto!”.
Los rumores de romance fueron alimentados por las frecuentes reuniones entre este par de amigos.
Tal es así, que en 1995, el príncipe invitó a Barbra Streisand a su propiedad en Gloucestershire donde, según la cantante, compartieron una cena a la luz de las velas.
Lea más en Clarín