La conmovedora historia de Hachiko, el leal perro que esperó a su amo durante más de nueve años en la estación de Shibuya, ha dejado una huella imborrable en la percepción global sobre la lealtad canina. Ahora, Erin Hecht, bióloga evolutiva de la Universidad de Harvard, ha dirigido su atención al fenómeno de la ansiedad y el duelo que experimentan los perros domésticos tras la muerte de sus dueños. Hecht señala que, aunque la ansiedad por separación es común cuando los dueños se van, la muerte del amo representa una separación definitiva que afecta profundamente a los canes, manifestándose en respuestas hormonales y conductuales similares a las de los seres humanos.
Por La Razón
La bióloga sugiere que existe una certeza que plantea numerosos interrogantes aún no explorados, como las posibles variaciones en las reacciones de los perros según su raza. Señala que razas como los pastores australianos y los border collies, que han sido criados para hacer compañía a las personas, muestran una gran dependencia emocional de sus dueños.
Además, destaca que algunas razas pueden desarrollar diferentes patrones de vinculación, mostrando más apego a un lugar u hogar que a una persona específica. Hecht destaca la importancia de estudiar a fondo esta cuestión, ya que los perros podrían ofrecer valiosas perspectivas sobre cómo cambia el cerebro bajo “la presión selectiva sobre el comportamiento”.
Es decir, aunque la investigación confirma que los perros domesticados sienten la pérdida de sus amos, la respuesta emocional varía considerablemente entre individuos y razas.