El expresidente Jimmy Carter (1977-1981) cubrió este martes los 225 kilómetros que separan su casa en Plains (Georgia) de Atlanta, capital del Estado sureño, para dar el último adiós a su esposa, Rosalynn Carter, fallecida el pasado 19 de noviembre a los 96 años. Acosada por la demencia, la primera dama murió pocos días después de dar a conocer que pasaba a cuidados paliativos. En el homenaje, celebrado en la Iglesia Metodista Unificada Glenn Memorial, que forma parte del complejo de la Universidad Emory, estuvieron dos de los sucesores de Carter en la Casa Blanca, el actual presidente, Joe Biden, y Bill Clinton (1993-2001), la vicepresidenta Kamala Harris, así como las cinco primeras damas vivas, cargo que Rosalynn Carter transformó profundamente.
Por El País
Hillary Clinton, Laura Bush, Michelle Obama, Melania Trump y Jill Biden acompañaron al viudo, de 99 años, que asistió al responso desde la primera fila, sentado en una silla de ruedas y cubierto por una manta tejida en homenaje a la familia. Su asistencia la había confirmado el Centro Carter, dedicado a honrar los logros de los cuatro años en la Casa Blanca del trigésimo noveno presidente de Estados Unidos, y, casi más, los de su brillante pospresidencia, marcada por la búsqueda de resolución de conflictos y por la erradicación de enfermedades como la del gusano de Guinea, que lo llevaron a ganar el premio Nobel de la paz en 2002. En todo ello, Rosalynn Carter fue esencial: no solo asistía con regularidad a las reuniones del gabinete durante sus años en Washington, un tiempo en el que se convirtió en una pionera en concienciar sobre la importancia de atender a los problemas de salud mental, también colaboró estrechamente con su marido cuando se desempeñó como gobernador de Georgia y en todas las empresas humanitarias que acometieron juntos después de que Ronald Reagan los desalojara de la Casa Blanca, tras un único y un tanto frustrante mandato.
Desde febrero, los Carter habían aparecido en público en raras ocasiones, la última, poco antes del cumpleaños de él, en una feria del cacahuete en Plains, localidad en la que la pareja vivió durante décadas en una modesta casa. Allí festejaron en julio su 77º aniversario de casados.
Fue en ese rincón de la Georgia rural donde nació Rosalynn Carter como la mayor de cuatro hermanos en el seno de una modesta familia. Su futura suegra fue la enfermera que asistió a su nacimiento y la primera dama era amiga desde la infancia de una hermana menor de Jimmy Carter, lo que da una idea de hasta qué punto el matrimonio se conocía “de toda la vida”. Empezaron su relación amorosa en 1945, cuando él estaba destinado en la Academia Naval de Annapolis (Maryland).
“Rosalynn fue mi compañera en igualdad de condiciones en todo lo que logré”, dijo el viudo en un comunicado difundido el día de la muerte de su esposa. “Me dio sabios consejos y ánimos cuando los necesité. Mientras Rosalynn estuvo en el mundo, siempre supe que alguien me quería y me apoyaba”. Acabó siendo la segunda primera dama más longeva la historia de Estados Unidos, solo por detrás de Bess Truman, que murió en 1982 a los 97 años. Tras el fallecimiento el pasado 19 de noviembre, se creó una web que repasa su legado y permite dejar mensajes de condolencia y otros recuerdos personales. Le sobreviven cuatro hijos (Jack, Chip, Jeff y Amy), 11 nietos, uno de los cuales, Jason, habló este martes en la iglesia, y 14 bisnietos.
Lea más en El País