Siempre hay alguien sobrado,dispuesto a desestimar la comparación entre la primaria y el referéndum del Esequibo, argumentando que son procesos “totalmente” diferentes. Sin embargo, me atrevo a hacerlo, pues aunque distintos, ambos se oponen y compiten, especialmente en el ánimo del radicalismo. El discurso del “yo triunfé y tú fracasaste” resuena como un estribillo constante. El juez del Gobierno es el CNE, con Amoroso en el papel de una Tibisay cualquiera, proclamando sus diez y medio millones de votos; mientras que el del radicalismo se encuentra en las redes sociales, plagadas de imágenes de centros electorales vacíos: ¡No fue nadie! ¡No hay colas! En política, la percepción suele ser determinante, una realidad comprendida tanto por la oposición como por el Gobierno. En las primarias, la nucleación de centros no fue simplemente una respuesta a la incapacidad logística; fue un acto deliberado para crear la sensación abrumadora de una alta participación. La Plataforma Unitaria, a través de SÚMATE, ejecutó una jugada política magistral. La producción de fotos y videos, su difusión en las redes y la creación de una narrativa del inmenso éxito de la primaria fueron elementos clave. El triunfo político fue innegable, a pesar de los intentos del Gobierno y sus aliados por menospreciar los resultados. Sin embargo, el Gobierno, siendo consciente del peso de las percepciones en política, no replicó la estrategia de la oposición. En lugar de nucleación, optó por la dispersión, creando cerca de mil seiscientos nuevos centros electorales y extendiendo el horario de votación hasta las 8 de la noche, sin soporte gráfico. La intención parecía ser crear una percepción diferente, donde la falta de imágenes de colas en los centros contrastara con los resultados electorales, estimulando así el anuncio del fracaso por parte del radicalismo desaforado. ¿La razón? Simple: al Gobierno le interesa sembrar el descrédito en el órgano comicial y en la institución del voto como instrumento de cambio político para fomentar la abstención electoral. Como he dicho antes y repito: ¡Solo la abstención salva a Maduro!
Corto y Picante “Entre percepciones te veas”, por José Luis Farías
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