Unas mil personas se acercaron este miércoles al parque en el que Le Le, la primera cría de panda gigante nacida en Singapur, pasa su último día en la isla antes de empezar el proceso de vuelta a China, en virtud de las políticas de préstamos de la conocida como “diplomacia del panda” de Pekín.
“Hemos visto a nuestro panda gigante crecer y convertirse en un oso seguro, inquisitivo e independiente. Es adorado por todos los que hemos tenido el privilegio de cuidarlo“, subrayó Cheng Wen-Haur, subdirector de operaciones de Mandai Wildlife, gestor del parque donde vive Le Le, según indica un comunicado.
Le Le pasó este miércoles su último día en River Wonders (de Mandai Wildlife), donde fue visitado por unas mil personas antes de que empiece un periodo de cuarentena obligatoria previo a su partida a China el 16 de enero.
Entre los asistentes a la ceremonia de despedida se encontraba el consejero cultural de la Embajada de China en Singapur, Qin Wen, quien alabó la “alegría” que el animal ha traído a la ciudad-Estado asiática.
El viaje de Le Le a China fue anunciado a finales de septiembre por Mandai Wildlife, que vela por el bienestar del panda desde su nacimiento en Singapur hace dos años.
La devolución de Le Le, nacido de los pandas procedentes de China Kai Kai y Jia Jia el 14 de agosto de 2021 en Singapur, responde a los términos de la política de préstamos de pandas chinos, por la que sus crías nacidas en territorio extranjero son generalmente devueltas a China cuando tienen dos años.
Los padres de Le Le permanecerán en el parque River Wonders de Singapur, pues un acuerdo firmado en 2022 extendió su estancia en la isla durante cinco años más.
Su cría viajará el 16 de enero en un avión de carga especialmente fletado para él por Singapore Airlines, en un vuelo de 4,5 horas de duración con destino Chengdu (Sichuan, China), en el que irá acompañado de cuidadores de Mandai y de su nuevo hogar chino, así como de hasta 50 kg de un suculento menú de bambú, fruta y agua.
Símbolo patrio del gigante asiático, China ha utilizado a los pandas a lo largo de su historia como señal de paz, armonía y buena voluntad.
Así lo hizo Mao Zedong en los años cincuenta con la entonces Unión Soviética; en plena guerra fría, en 1972, decidió regalar dos pandas a Estados Unidos, tras una visita del presidente Richard Nixon, bautizándose como la “diplomacia panda o del panda“, y expandida como negocio en los ochenta-noventa por Deng Xiaoping.
La práctica se ha ido disminuyendo al calor del crecimiento de la economía china y la mayor creencia de que son “un tesoro nacional” a proteger, entre otros motivos. EFE