El panorama electoral venezolano se pone interesante a partir del pobre resultado del referéndum convocado por el gobierno en torno al tema de la Guyana Esequiba. Es simple salir ante las cámaras y lanzar un número de votantes, pero es imposible engañar a los venezolanos y a la comunidad internacional que con esas cámaras y redes se pasearon por todo el país evidenciando la apatía ante tal proceso. Para el gobierno, que sabe la realidad de lo ocurrido, es imprescindible hacer movimientos audaces en el tablero para despertar el animo electoral de su gente, que, siendo cada vez menos, aun es una fuerza relevante a la hora de votar. Desde el inicio del gobierno de Maduro, la oposición y quienes desde afuera la aúpan, han caído en el grave error de subestimarlo y el tiempo les ha demostrado que es mas inteligente de lo esperado, audaz a la hora de tomar decisiones que incluso se riñen con la legalidad, que su aprendizaje antillano lo impulsa siempre a la ofensiva y que puede sorprender con decisiones que nadie espera. Si a estos rasgos personales le agregamos una fuerza del entorno nada despreciable, el gobierno de los EEUU, el de Brasil y otros del continente, que buscan caminos para el retorno de Venezuela a una democracia plena, vamos apreciando un panorama muy interesante que deja todo servido para una de esas decisiones inesperadas.
Por Eleanor Truth / aporrea.org
La última entrevista a Maduro por el periodista francés Ignacio Ramonet, deja en el aire buena parte de este escenario. El presidente sin duda sabe que el chavismo que lo llevó al poder está menguado, disminuido y desmotivado. La mayoría de los líderes originarios de tal proceso están alejados del gobierno y otros son perseguidos, encarcelados o simplemente ignorados, incluida la propia familia Chávez que ve con asombro como van desapareciendo paulatinamente eso que llaman el legado. El poder hoy se reparte entre las filas Cilistas, Maduristas, Rodriguistas y Diosdadistas, con algunos espacios parciales de poco peso que se desarrollan a nivel regional. En tal repartición desaparece el Chavismo como movimiento que unificaba todas esas corrientes y nace lo que hoy se conoce como el madurismo.
Quienes conducen cada uno de esos espacios saben que en un proceso electoral garantista y medianamente transparente seria imposible un triunfo de Maduro, y el mismo presidente lo sabe. Esta realidad, expresada claramente en el referéndum, es la que está moviendo en silencio a fuerzas muy diversas en la búsqueda de una alternativa, aceptada por Nicolas Maduro, para que salga al ruedo en la próxima contienda electoral y sobre todo, que sea capaz de despertar al núcleo mas antiguo y grande de lo que otrora fue el MVR. En ese escenario, el gobierno de los EE.UU juega un rol vital, y quizá esto nos hace comprender decisiones complejas como la liberación de Alex Saab. No se descarta que la negativa rabiosa de mantener inhabilitada a María Corina Machado haya puesto sobre la mesa el dando y dando, “está bien MCM no va, pero Maduro tampoco” y este, sabiendo que es imposible que con veeduría internacional, limitaciones en el uso desmedido del poder gubernamental y sus medios, activando centros de votación en el exterior y con un rep auditado y vigilado, pueda ganar, viene entonces con sus maniobras sorprendentes: un nuevo candidato del PSUV. Excusas sobran, salud, desligarse de la figura de dictador, talante democrático, capacidad de sacrificio, y muchas mas que seguro se activaran con toda la ya conocida potencia de los laboratorios mediáticos del gobierno.
Maduro así, lograría poner a competir a un candidato con mas posibilidades dada la aun persistente dispersión absurda y mediocre de la oposición. Seguiría viviendo feliz y rico en Venezuela, ostentaría algunos hilos de poder y de negocios y lo mas importante, sería perdonado y hasta cuidado por los EE.UU. El elegido. Jorge Rodríguez, que ha posicionado la idea de ser el más inteligente del grupete y ha ganado varias elecciones en calidad de jefe de campaña, además ha desarrollado importantes vínculos internacionales a partir de los procesos de negociación. Diosdado, sobreviviente del chavismo, mantiene férreo control en un sector del partido y de la Fuerza Armada y pudiese lograr el despertar del chavismo originario. Delcy Eloina, con una excelente preparación académica y gran experiencia de gobierno que le ha dado amplios espacios en la política nacional e internacional, pero con el fardo de Maduro a cuestas, y luego los dos regionales con aspiraciones evidentes: La Cava que es sin duda el no revolucionario y el mas capitalista de todos pero muestra una gestión respetable en uno de los estados mas importantes del país y Héctor Rodríguez que gobierna Miranda bajo la sombra de Maduro y cada vez que intenta asomar la cabeza sale regañado. No se descarta a Cilita la bonita, que se conoce como lo más maquiavélico del gobierno, que lleva la guillotina a cuestas para aplicarla a quien medio le haga sombra a su marido y que se rehúsa con toda la fuerza que ha acumulado a dejar el poder.
Así pues, iniciamos el 2024, interesante y movido. Esperemos los próximos días para ir aclarando el panorama.