La guerra en Gaza está en el centro de una crisis regional latente que ha amenazado con desbordarse en los últimos días, en los que se han producido una serie de ataques en todo Medio Oriente, algunos de ellos repercusiones directas del esfuerzo de Israel por erradicar a Hamas.
ADAM TAYLOR // THE WASHINGTON POST
Mientras Israel atacaba emplazamientos de Hezbollah en el sur del Líbano y Estados Unidos llevaba a cabo una nueva ronda de ataques contra lo que, según las autoridades, eran emplazamientos de misiles hutíes en Yemen, Irán lanzó ataques contra lo que dijo que era un emplazamiento de los servicios de inteligencia israelíes en la provincia iraquí del Kurdistán y un emplazamiento de militantes en Pakistán, lo que provocó airadas objeciones por parte de ambos gobiernos.
Irán también ha lanzado ataques en Siria, y sus grupos proxy en Irán y Siria han atacado a tropas estadounidenses allí.
A medida que se suceden los ataques, los expertos advierten de que un simple error de cálculo podría descontrolarse rápidamente.
Joost Hiltermann, experto en Oriente Próximo del International Crisis Group, se refirió este mes a los distintos gobiernos y grupos militantes cada vez más implicados en las tensiones regionales.
“Cualquier error de cálculo, de comunicación o de ataque accidental podría desencadenar una gran escalada”.
Algunos sugieren que ya está en marcha un conflicto regional. A finales del mes pasado, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, declaró ante una comisión parlamentaria que el país se estaba defendiendo en una guerra “multiarena” que iba más allá de Gaza y Cisjordania.
“Lo digo aquí de la manera más explícita: Cualquiera que actúe contra nosotros es un objetivo potencial. No hay inmunidad para nadie”, afirmó.
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