Con una licencia profesional de masajes y un spa registrado con todas las de la ley ante las autoridades de Florida, Alba Agenbroad, una peruana de 43 años, mantenía oculto su imperio de la prostitución en el corazón de Miami Beach, en Estados Unidos, de acuerdo a denuncias formuladas ante las autoridades de ese país.
Por infobae.com
Eva, como la llamaban las presuntas víctimas de explotación sexual, tenía todo fríamente calculado. Según las acusaciones en su contra, a través de anuncios de trabajo buscaba mujeres jóvenes, principalmente latinas e ilegales, para el puesto de masajistas en su spa. Prometía darles buenas ganancias y facilidades en el horario, pero todo esto solo habría sido el ‘gancho’ para captarlas.
Por el testimonio de las denunciantes, se supo que una vez aceptada la oferta laboral de Eva eran obligadas a ofrecer servicios sexuales a todo tipo de hombres, quienes pagaban importantes montos en dólares por horas de placer. La ‘masajista’ que intentaba renunciar u oponerse a sus órdenes era amenazada con ser reportada como ilegal ante las autoridades norteamericanas.
Varias de estas jóvenes tenían hijas pequeñas por lo que, en su desesperación para no ser deportadas, terminaban pidiéndole a Eva que se “apiade” de ellas. Las supuestas víctimas de tráfico sexual contaron que las insultaba y trababa mal, las llamada “esclavas” y nunca podían decirle que no a un cliente. Sentían que sus cuerpos ya “no les pertenecían”.
Los ‘Masajes de Eva’
La acusada compartía, a través de Facebook, publicaciones con el título de Masajes de Eva, con las que ofrecía trabajo a mujeres para supuestamente hacer drenajes linfáticos y otros tratamientos afines. Las jóvenes pensaban que nada podía salir mal, pues la mujer tenía una licencia vigente como terapeuta, además de sus papeles en regla en ese país.
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