La actual escalada de tensiones entre los gobiernos brasileño e israelí se está convirtiendo en un gol en contra para Lula. A nivel internacional, las declaraciones del presidente brasileño, que igualó lo que hizo Hitler a los judíos, (el Holocausto) con las muertes de palestinos en Gaza por la guerra entre Israel y Hamas (deflagrata por la masacre del 7 de octubre perpetrada por el grupo terrorista) no han tenido hasta ahora absolutamente ningún impacto en los procesos de toma de decisiones en curso. Ayer, Estados Unidos dijo no a la resolución de la ONU que pedía un alto el fuego, mientras que el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, dejó claro que Estados Unidos no está de acuerdo con las declaraciones de Lula. “El Secretario Blinken tuvo la oportunidad de discutir los comentarios con el Presidente Lula y dejó claro que son comentarios con los que no estamos de acuerdo”, comentó Miller en una rueda de prensa.
Maria Zuppello
Pero el precio político más alto Lula lo está pagando internamente. El destino quiso que sus declaraciones sobre Israel y la consiguiente polémica se produjeran en una semana en la que el ex presidente Bolsonaro volvía a los titulares. Hoy será interrogado por la Policía Federal (PF) sobre su presunta implicación en el intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023, cuando los palacios del poder en Brasilia fueron asaltados por cientos de sus votantes que no habían aceptado la victoria de Lula. Bolsonaro ya ha dejado entrever que no hablará pero, según varios analistas políticos, llega a la cita con una nueva fuerza a la que Lula, sin darse cuenta, contribuyó. También será interrogado hoy por la Policía Federal el ex ministro de Justicia y ex secretario de Seguridad del Estado del Distrito Federal Anderson Torres, que fue detenido el 14 de enero del año pasado (y liberado en mayo) por supuesta omisión durante las depredaciones del 8 de enero, que se produjeron mientras él se encontraba en Florida de vacaciones. Dado que la Policía Federal había encontrado un video de una reunión ministerial en la que Torres arremetía gravemente contra las urnas, diciendo también que quería desplegar una estructura de la PF para actuar de forma “más incisiva”, es muy probable que el ex ministro diga hoy que las pruebas reunidas hasta ahora no demuestran su participación real en la intentona golpista.
También esta semana, el 25 de febrero, Bolsonaro había convocado una gran manifestación por el “Estado democrático de derecho” en la Avenida Paulista de San Pablo. En un video difundido en sus redes sociales había declarado que será “una gran foto, un momento único para mostrar al mundo, de verde y amarillo, sin pancartas ni carteles, lo que queremos, que es Dios, patria, familia y libertad”. Pero la polémica de Lula con Israel corre ahora el riesgo de convertir esta manifestación en un acto de durísima protesta contra el gobierno que puede atraer a muchos votantes incluso fuera del círculo íntimo de los bolsonaristas más acérrimos. La analista política Vera Rosa escribe en el diario O Estado de São Paulo que “incluso los aliados de Lula admiten, entre bastidores, que el presidente ha dado munición a sus opositores y que la manifestación del domingo reunirá probablemente al menos a 100.000 personas, entre ellas una legión de personas ahora descontentas con sus declaraciones. Como en política una imagen vale más que mil palabras, la foto de la manifestación podría demostrar que el ex presidente no está tan aislado como podría pensarse”.
Muchos, no sólo Bolsonaro, están sacando provecho de la crisis diplomática desencadenada por Lula. Por ejemplo, el alcalde de San Pablo Ricardo Nunes, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), estará ahora en la manifestación junto a Bolsonaro. Antes de la polémica con Israel se le había desaconsejado participar. Con él estarán también el gobernador de San Pablo, Tarcisio de Freitas, decenas de políticos y muchos simpatizantes. Aunque había circulado la noticia de una posible participación del embajador de Israel, Daniel Zonshine, desde la embajada se desmintió de inmediato que no se hubiera cursado invitación alguna y que no asistiría ningún representante. “Respetamos la libertad de expresión en Brasil y preferimos mantenernos al margen del debate político interno”, afirmó un comunicado oficial de la embajada israelí. La idea había comenzado a circular después de que el abogado y ex secretario de comunicación de Bolsonaro, Fabio Wajngarten, publicara en su perfil de X (antes Twitter) que sugería a Bolsonaro y al pastor Silas Malafaia que invitaran al embajador al evento. Antes de la polémica de Lula, la maquinaria de desinformación de Bolsonaro también había difundido la noticia, claramente falsa, de que incluso el ex presidente de Estados Unidos Donald Trump y el presidente de Argentina Javier Milei iban a participar a la manifestación.
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