El popular dibujo animado inglés “Peppa Pig”, que ha logrado que niños estadounidenses adopten giros británicos, enfrenta ahora una oleada de críticas por alentar comportamientos considerados groseros en los más pequeños. Según el artículo de Chavie Lieber en The Wall Street Journal, padres preocupados están cuestionando el impacto del programa en la educación de sus hijos, calificando a la protagonista, Peppa, de “mala influencia”.
Por Infobae
Los padres empiezan a levantar una voz de alarma que resuena con una nota inusitadamente moderna. Las acusaciones apuntan hacia un sospechoso insólito: una cerdita de dibujos animados que ha conquistado los corazones y las pantallas del mundo entero. Peppa Pig, con su indiscutible carisma y aventuras aparentemente inocentes, se ve ahora en el ojo del huracán por promover actitudes que muchos padres consideran inapropiadas para el desarrollo de los más pequeños.
Armita Asgari, de 41 años, se dio cuenta de los cambios en el comportamiento de su hijo Luca de 5 años, cuando él comenzó a rechazar la comida con un “¡Puaj! ¡Qué asco!” (“Ew! Yuck!”) o a declarar el fin de amistades con un tajante “¡Ya no eres mi amigo!”, según relató a WSJ. Pero lo que realmente encendió las alarmas fue un comentario desconsiderado sobre un vecino, demostrando la influencia palpable de Peppa en su forma de ver el mundo. Peppa Pig, esa creación británica diseñada para el aprendizaje y entretenimiento infantil, ¿podría ser realmente una fuente de malos modales y actitudes provocativas?
Desde su lanzamiento en 2004, Peppa Pig ha sido una fuente de entretenimiento global, celebrada por su capacidad de llamar la atención de los niños con episodios cortos y tramas simples. La influencia de la serie ha llegado tan lejos que niños estadounidenses han adoptado términos británicos, hablando de “petrol stations” en lugar de gasolineras y llamando “biscuits” a las galletas, un claro testimonio del alcance del programa más allá de sus intrínsecas aventuras.
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