En eso andamos, entre secuestros misteriosos en Chile y recuerdos mas bien apagados del “Caracazo”, aquella reacción popular de la gente contra medidas de restricción económica cuando ellos creyeron que Carlos Andrés Pérez ajustaría las cosas y repartiría plata a diestra y siniestra. Como siempre le echaron todas las culpas a Lusinchi quien dijo neciamente que los banqueros lo habían engañado. Medio pendejo a confesión propia el mismo hombre que le paró el trote a la marina colombiana en el Lago de Maracaibo, médico y dirigente de AD, partido que todavía era importante. Pero también Pérez se dejó cachetear por los dos principales partidos que ya para entonces estaban derrotados.
Después el Ávila y la lluvia mataron a un gentío y rediseñaron la costa central, y generaron la segunda incompetencia de Chávez (la primera fue su intento de golpe en 1992, del cual lo perdonó un Caldera más empeñado en ser Presidente por segunda vez que en gobernar de verdad, algo que nunca aprendió a hacer aunque tuvo buenos ministros como Lorenzo Fernández.
Treintipico años después estamos peor después que Chávez acabó con todo acompañado por los más torpes y de paso escogió -nadie sabe por qué excepto quizás los cubanos- al menos formado de los chavistas para empeorar la represión, la torpeza y la corrupción. Para peor, en Estados Unidos gobierna un anciano que se equivoca en todo porque su único trabajo desde los 20 años ha sido en el Congreso, nunca había sido responsable sino parte de un grupo. Parece que ganará Trump aunque en el partido que hoy gobierna se habla de la esposa de Obama o del gobernador de California que poco ha logrado pero es como cualquiera mejor que Biden, y bastante va a tener quien lo releve con tratar de arreglar a ese país. Y si sigue Biden, Estados Unidos bajará después de India, China y Rusia.
Nos metemos a fondo en el siglo XXI en medio de la pobreza, un gobierno que no sabe qué hacer, una oposición anulada por poco original y sin innovación, sin dirigentes reales, sin importancia. Para ser más exactos, una oposición que es pasado y un chavismo que ya no es novedad sino desierto sin oasis.
Y una generación que no es chavista ni copeyana ni adeca ni nada, que anda en lo suyo y sólo eso le interesa. Si María Corina Machado escoge entre ellos su equipo de Gobierno -porque ella terminará gobernando o este país terminará peor que la Cuba miserable pero intrigante de los Castro- podrá hacer algo. Si no, será otra ilusión fallida.
Si la señora Machado escoge entre los de siempre, seguiremos de mal en peor, como el cuartel descascarado y sin disciplina que ya somos, lleno de generales y almirantes que de nada sirven.