El actual presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, eterno aliado del chavismo, evidenció este miércoles su desinterés ante la falta de garantías electorales en Venezuela al pedirle a la candidata unitaria, María Corina Machado, que “dejara de llorar” y eligiera un sustituto, medida que solo beneficiaría a Nicolás Maduro.
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“¿Yo llorando, presidente Lula? ¿Lo dice porque soy mujer? Usted no me conoce”, fue parte de la contundente respuesta de Machado, quien le recordó a Lula que lucha por hacer valer la voluntad de millones de venezolanos que la eligieron como su alternativa al chavismo en la primaria opositora.
Los comentarios de Lula surgieron pese a que el mandatario progresista luchó durante años en tribunales por escándalos de corrupción en Petrobras y otras instituciones que lo salpicaron. Los 580 días en prisión y su posterior absolución desde la Corte Suprema de Brasil parece que no bastaron para que Lula empatizara con la lucha democrática de Venezuela, encarnada en Machado.
Por si fuera poco, son múltiples las veces en que reporteros gráficos de diversas agencias y medios locales capturaron las lágrimas en el rostro de Lula.
Bien fuera por dolor, indignación, alegría, o hasta ficción (según muchos críticos) lo cierto es que el presidente brasileño ha acudido al recurso dramático las suficientes ocasiones como para no olvidarlas.
Por su parte, Machado, quien, al igual que otros líderes políticos, ha sido vilipendiada y agredida por esbirros de Maduro, e incluso de Chávez, no ha flaqueado jamás, ni siquiera con sangre en su rostro.
Más que tomar partido, Lula debería pujar porque se respeten las condiciones establecidas en la Constitución y se acepte la inscripción de todos los candidatos.