Mientras las familias se preparan para celebrar una de las festividades más importantes del año, los altos costos de los productos marinos ponen en evidencia la difícil situación que atraviesa el país.
Por Corresponsalía lapatilla.com
Los precios por kilo de los diferentes tipos de pescado en el Muelle Pesquero de Maiquetía son sorprendentemente elevados, en comparación con las demás proteínas que conforman a diario el menú de los guaireños.
En un recorrido realizado por nuestro equipo de Corresponsalía por los distintos negocios del Muelle Pesquero, se conocieron los precios de las opciones para los platos que por costumbre acompañan a los venezolanos durante esta época del año.
Sin embargo, no todos los precios se adaptan a los bolsillos del común denominador en La Guaira.
El filete de pez espada se cotiza en 9,99 dólares, el salmón en 22 dólares, el pargo en 7,50 dólares, el lomo en 9,99 dólares, el filete de merluza entre 5 y 8,99 dólares, el atún blanco en 8,99 dólares, el pulpo en 8,50 dólares, el camarón crudo entre 6 y 7 dólares, el camarón precocido entre 7 y 8 dólares, el calamar en 8 dólares, el mejillón en 4 dólares, el robalo en 12,99 dólares, el medregal en 8,99 dólares, el carite en 8,99 dólares, la picua en 7,99 dólares, el dorado en 7,99 dólares y la aguja en 8,99 dólares.
Estos precios, que pueden resultar inaccesibles para la mayoría de los venezolanos, se vuelven aún más impactantes al contrastarlos con el bajísimo salario mínimo que perciben. En un país donde los ingresos no alcanzan para cubrir las necesidades básicas de alimentación, pago de servicios, vestimenta y otros gastos esenciales, la compra de pescado de calidad se convierte en un lujo al alcance de pocos.
Las opciones que ofrecen en este lugar son variadas y los precios van desde 4 dólares en adelante, pero en una región donde el salario mínimo es de 3 dólares, la compra de esta popular proteína para consumirla durante la Semana Mayor se hace inalcanzable.
La realidad económica de Venezuela se refleja en cada uno de los precios exhibidos en el Muelle Pesquero de Maiquetía, donde la inflación ha hecho estragos en la economía de las familias.
Mientras algunos se preparan para disfrutar de exquisitos platillos marinos durante la Semana Santa, muchos otros se ven obligados a ajustar sus presupuestos y buscar alternativas más económicas para alimentarse.
Sin duda, la Semana Santa, lejos de ser solo una celebración religiosa, se convierte en un recordatorio de las desigualdades y dificultades que enfrenta la sociedad venezolana en su día a día en medio de una administración que se ha encargado de solventar los problemas de muchos, menos de su propia gente.