Julio César Arreaza: Vector fuerte de cambio

Julio César Arreaza: Vector fuerte de cambio

Las fuerzas sociales desplegadas en el país se orientan y dirigen contundentemente a un cambio político. Eso resalta en cualquier análisis objetivo.

La persona que encarna el cambio, decidido e indetenible, es María Corina Machado, convertida en un fenómeno político, certificado por las primarias de la gente el 22 de octubre.

Ella transita la vía electoral pacífica para el cambio histórico que está por producirse. Personifica la emoción convertida en fuerza organizativa dirigida a rescatar la democracia, uniendo a diversos, que persiguen el mismo objetivo.





Hay amplios sectores del PSUV que desean ardientemente el cambio y realizar vida política en el país, como la de aspirar a cargos de libre elección popular, y se niegan a que las cúpulas violadoras de los derechos humanos hipotequen su futuro. No quieren enlodarse y cargar sobre sus hombros las violaciones sistemáticas de tales derechos, perpetrados por los capitostes del ecosistema criminal. Los torturadores nunca pasarán a ser extorturadores.

La usurpación perdió la fuerza social que llevó a Chávez a la presidencia, que era de acero, a punta de corrupción y negación de derechos en todos los ámbitos, hasta conducirlos a conculcar la alternabilidad democrática. Asumirán las consecuencias de sus acciones.

Lo mejor que pudieran hacer es negociar la transición con María Corina Machado. No son creíbles elecciones sin ella. Por malandros que sean no podrán evadir un mundo en crisis, pero basado en reglas. La hora es crucial. La marcha del tiempo es inexorable. Se acabaron los escenarios de impunidad completa, como las fraudulentas elecciones presidenciales de 2018 y el referéndum revocatorio del 2004. La operación fraude se estrellará contra la enorme voluntad general de cambio.

Les sale mejor negociar mientras tengan posibilidades, les llegará el punto de inflexión cuando los lleven a la Corte Penal Internacional. Es cuestión de tiempo.

El sustituto es un ruido producido por la “opolaboración” de siempre, que ha jugado como ficha complaciente, en el tablero de la corporación criminal. La tesis del sucesor es la tesis del perdedor.

Se oirá el dictamen de la voluntad popular: las cosas ficticias ya no podrán ser impuestas por la fuerza. La justicia tarda pero llega.

María Corina avanza, envuelta en una gran red de liberación nacional, ella es la líder porque ha sido fiel a su esencia y principios, y mantenido un enorme coraje cívico.

El vector de cambio se dirige a una transición y a la reinstitucionalización del país.

La voluntad general lo desea y eso no lo para nadie, a pesar de los baches en el camino. La astucia de la razón terminará imponiéndose.

¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los tres comandos de Vente, Rocío San Miguel y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!