El delincuente, de nacionalidad venezolana, usaba cuatro identidades falsas distintas y fue capturado gracias a un operativo conjunto
Un hombre de nacionalidad venezolana, bautizado como el “psicópata de las escorts”, fue detenido por la Policía de Investigaciones (PDI) tras asaltar al menos a 9 trabajadoras sexuales, la mayoría del barrio alto, en Santiago. La policía sospecha, sin embargo, que el número de víctimas podría ascender a 20.
Por Infobae
Su captura se logró gracias a un trabajo conjunto de la Fiscalía y autoridades municipales de varias comunas santiaguinas como Lo Barnechea y La Florida. La investigación contó también con la colaboración de la policía venezolana.
Modus operandi
A través de cámaras de seguridad de los departamentos en que vivían las mujeres, quedó registrado cuando el sujeto llegaba y se registraba con documentos falsos.
“A todas las víctimas la amarró de pies y manos, con unas esposas plásticas que dejaron lesiones. A tres las ahorcó, dos perdieron el conocimiento e incluso a una le disparó con un arma de fuego”, explicó el fiscal Jorge Reyes.
A aquellas que quedaban conscientes, les robaba el celular y las dejaba inmovilizadas en el suelo, imposibilitándoles pedir ayuda inmediata.
Más tarde, tras ser detenido, se revelaría que el individuo contaba con cuatro identidades con el fin de pasar desapercibido, pero un descuido, en una visita donde no llevó carnet falso, fue clave para identificarlo.
El mismo fiscal informó que todas las víctimas dispuestas a denunciar, en total nueve mujeres, sufrieron episodios de características similares: Eran amarradas de pies y manos, ahorcadas y, posteriormente, les robaba especies y el dinero que tenían disponible. No obstante, la autoridad sostuvo que serían más de 20 las víctimas reales.
“En todos los casos, la acción del conserje fue primordial. Fueron los que siempre prestaron los primeros auxilios, o los que escucharon gritos o disparos”, agregó Reyes.
“Yo igual traté de forcejear con él, estaba con el cuchillo…(me decía) que me quedara tranquila, que no gritara. Me empieza a ahorcar y yo en un momento pensé que no iba a poder respirar más. Me decía cosas, que no le importaba si tenía que matarme. Me dejó amarrada en el suelo…se me pasaron muchas cosas por la cabeza, en esos momentos yo me vi, de verdad, muerta”, dijo una de las víctimas.
Estas visitas solían durar aproximadamente 20 minutos, ya que apenas ingresaba a la vivienda, sacaba un cuchillo y procedía con su cometido.
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