En esta expectativa vive la humanidad actual y que a nivel político se expresa en la palabra DEMOCRACIA. Lo contrario es la no-democracia y aquí entran las diversas categorías que la teoría política usa, desde la dictadura a la tiranía y desde el autoritarismo al estado-totalitario, en la práctica, tienden a mezclarse algunas características.
Una de ellas, el temor y el miedo, es relativamente fácil de identificar, no así la otra característica, que es más fácil disimular y hasta ocultar y es a lo que aludo en el titulo. El colaboracionismo y los colaboracionistas. La fórmula más usada es la omisión. Yo no soy político, yo no me meto en política, yo me dedico a mis asuntos y quiero vivir tranquilo. A mi nada de eso me interesa, todos los políticos son iguales y todos los gobiernos roban, ni participo ni voto, me ocupo de lo mio. Etc. Todas estas actitudes y conductas no las descalifico, al contrario trato de comprenderlas, pero lo que no se puede comprender es cerrar los ojos frente “a lo que está mal” y no reaccionar. Aquí aplica la frase de Martin Luther King :no sorprende la maldad del malvado sino la indiferencia y pasividad del bueno.
Lo dicho puede configurar un colaboracionismo pasivo, pero el realmente repudiable es el colaboracionismo activo, producto del temor y el miedo pero fundamentalmente de la codicia, del provecho y del oportunismo. Todos los ven y los conocen, sus actos y beneficios, los muestran y algunos son tan cara dura que en privado dicen lo contrario a lo que hacen. Históricamente está comprobado que las dictaduras, tienden a durar, no tanto por sus mecanismos de represión (garrote), sino por las dádivas o limosnas populistas y los provechosos negocios (zanahoria).
Se le atribuye a Stalin la siguiente anécdota, desplumó a una gallina y la suelta, y esta sale despavorida, al rato le ofrece granos de maíz y esta regresa dócil y obediente. Garrote y zanahoria, zanahoria y garrote, no importa el orden, pero así funciona.Los