El efecto Caitlin Clark revoluciona el baloncesto universitario en Estados Unidos

El efecto Caitlin Clark revoluciona el baloncesto universitario en Estados Unidos

Caitlin Clark, escolta de los Hawkeyes de Iowa, celebra el récord de anotación femenino de la NCAA en un partido contra los Wolverines de Michigan en el Carver-Hawkeye Arena. JEFFREY BECKER (USA TODAY SPORTS VIA REUTERS CON)

 

Cuando era niña, su padre no encontraba un equipo de baloncesto de chicas, así que la metió en uno de niños. A sus 22 años, Caitlin Clark ha revolucionado el baloncesto universitario femenino, batiendo incluso récords masculinos. Tras guiar a las Iowa Hawkeyes a su tercer campeonato consecutivo de las Big Ten (uno de los grupos de la primera división universitaria), la escolta intentará ahora llegar lo más lejos posible en el campeonato nacional, que empieza esta semana. Lo consiga o no, ya ha logrado ser más popular que cualquier jugador universitario masculino y establecer los récords absolutos de anotación del baloncesto universitario. La liga profesional (la WNBA) aguarda su llegada con una expectación comparable a la que levantó el año pasado el francés Victor Wembanyama en la NBA. En Indiana, que logró en la lotería la primera elección del draft, ya la esperan ansiosos.

Por El País 





No solo es una bombardera con una puntería asombrosa, capaz de encestar una y otra vez desde donde el resto de jugadoras no se atreve ni a intentarlo. Además, pone tapones, coge rebotes y da asistencias sin parar. Cuando la enciman dos rivales —cosa frecuente, dado su poderío ofensivo— es capaz de encontrar la solución y entregar la canasta a una compañera como si tal cosa. Pero, con 1,81 metros de altura, también es hábil para entrar a canasta o tirar de media distancia. Por todo ello se le compara con Stephen Curry y se especula con que tenga un impacto en el baloncesto profesional femenino similar al que causó la estrella de los Golden State Warriors en la NBA.

“La he observado desde hace tiempo y me he dado cuenta de lo poderosa que es en la cancha. Lo curioso es que su forma de jugar, la distancia y el nivel de dificultad de sus tiros son, obviamente, muy parecidos a la forma en que yo juego”, se deshizo esta semana en elogios el propio Curry en una entrevista en la CBS. “Su capacidad de tiro es su superpoder, pero el resto de su juego está tan pulido como eso, así que es algo que hay que ver”, añadió. El récord de 162 triples en una misma temporada universitaria que marcó en 2008 Curry, el mejor triplista de la historia del baloncesto, es uno de los que ha batido Clark.

Clark fue un talento precoz. Tras dejar el equipo de los niños, empezó a jugar con compañeras de mayor edad. Las universidades ya la cortejaban cuando era una colegial, antes incluso de llegar al instituto. Con sus dotes atléticas también era titular (y goleadora destacada) del equipo de fútbol, aunque lo dejó para centrarse en la canasta. Acabado el instituto, descartó otras ofertas y decidió quedarse en la Universidad de Iowa. En su primer partido universitario anotó 27 puntos. Semanas después, logró su primer triple-doble (más de 10 puntos, rebotes y asistencias). Acabó la temporada como líder absoluta en puntos, asistencias, canastas de campo y triples.

En su segundo año universitario, aparte de unos cuantos récords individuales y de liderar las estadísticas en diversas categorías (entre ellas puntos y asistencias por partido), llevó a su equipo a conquistar el título de las Big Ten, con honores de mejor jugadora para ella. Sin embargo, en el campeonato nacional, las Hawkeyes cayeron por sorpresa en segunda ronda en uno de los raros malos días de Clark. En su tercera temporada ya causaba sensación en todo el país. Los pabellones se llenaban para verla y la audiencia en televisión se disparaba. Mientras seguía batiendo marcas y, tras ganar el título de las Big Ten, llevó a su equipo a la final del campeonato nacional, pero cayó derrotada ante las Louisina State Tigers de Angel Reese, la Barbie de los Pantanos, otra de las estrellas del baloncesto universitario femenino.

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