Este Lunes Santo, los fieles católicos acompañaron como cada año al tradicional Viacrucis de la Montaña, que durante 39 ediciones se ha convertido en una actividad propia de la Semana Mayor en Mérida. En esta oportunidad, las intenciones se centraron en los jóvenes y migrantes que abandonaron Venezuela en la búsqueda de mejor calidad de vida en otras latitudes.
Por Jesús Quintero / Corresponsalía lapatilla.com
Guiados por el arzobispo de la Arquidiócesis de Mérida, monseñor Helizandro Terán, y el clero católico, pastoral juvenil y la feligresía merideña, con el Viacrucis de la Montaña se rememora el camino de la cruz, desde el pretorio de Pilato al calvario, como una forma de vivir y comprender el sufrimiento de Jesús, que es una vía para la redención.
El viacrucis viviente es una de las actividades más tradicionales y populares de la Semana Santa en Venezuela. Es sin lugar a dudas, una manifestación en la que confluyen la fe, la cultura y la organización popular en muchos lugares del país. Algunas de ellas tienen décadas de historia, y su práctica ha pasado de generación en generación, y se representa la pasión viviente de Jesucristo.