Estamos a solo cinco años de un evento astronómico que puede quedar grabado en la memoria colectiva de la humanidad. Se trata del paso cercano a la Tierra del asteroide Apophis y, aunque ya sepamos que no será peligroso, sí podemos decir que es escalofriante si lo pensamos bien.
Josep M. Trigo Rodríguez
Durante décadas los ojos de la comunidad astronómica estuvieron puestos en el encuentro de la Tierra con el asteroide catalogado 99942 Apophis, un cuerpo rocoso de unos 340 m de diámetro. Aunque el peligro del impacto directo ha sido descartado, el encuentro todavía revierte un gran interés. La razón es que ese asteroide se acercará el 13 de abril de 2029, a sólo unos 32 000 km de la superficie de nuestro planeta.
Pese a no encontrarse ahora mismo en la lista de encuentros próximos con la Tierra de los asteroides potencialmente peligrosos del programa Sentry de la NASA, la aproximación de Apophis será a menos de la décima parte de la distancia que nos separa de la Luna. Y, para los más supersticiosos, ocurrirá un viernes 13.
En su máxima aproximación a la Tierra, el asteroide será perfectamente visible a simple vista. El brillo del astro errante alcanzará una magnitud estelar +3, la que poseen algunas de las estrellas de la constelación de Casiopea o las del célebre cinturón de Orión. Y, a pesar de su apariencia “estelar”, resultará impresionante verlo moverse a una velocidad de alrededor del diámetro de la Luna por minuto.
Preparando la reconfigurada misión Osiris-Apex de NASA
La ya célebre misión Osiris-REx de la NASA sigue operativa tras visitar y recoger muestras del asteroide Bennu. Por sus capacidades, ha sido reconfigurada para acercarse a Apophis, y rebautizada con el nombre de Osiris-APEX.
Esa misión espacial pretende cuantificar las fuerzas de marea de la Tierra en un asteroide potencialmente peligroso y tomará imágenes en vivo, nunca vistas antes, de la superficie del asteroide con nuestro planeta de fondo. La NASA proporcionará la fotografía al mismo tiempo que podremos salir al jardín para ver el asteroide sobre nuestras cabezas.
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