Incluso antes de que la mayoría de los estadounidenses se despertaran el martes por la mañana con la noticia del colapso del puente Francis Scott Key en Baltimore, las teorías conspirativas descabelladas sobre lo que había ocurrido “realmente” corrían desenfrenadas por Internet.
Por CNN
Las afirmaciones iban desde un ciberataque o un capitán de barco afectado por los efectos secundarios de las vacunas contra covid-19 como responsables del accidente, hasta declaraciones sobre que Israel, o incluso los Obama, tenían algo que ver con el derrumbe del puente.
Todas estas afirmaciones son totalmente infundadas. Los funcionarios que investigan el accidente dijeron desde el principio que no había indicios de que fuera un acto deliberado.
Pero eso no impidió que las teorías conspirativas se extendieran rápidamente por internet, generando decenas de millones de visitas en las redes sociales, incluso mientras los equipos de buceo realizaban operaciones de búsqueda y rescate. En pocas horas se había creado toda una realidad alternativa, carente de hechos, en torno al derrumbe del puente.
Es un duro recordatorio de la erosión de la confianza de los estadounidenses en las principales instituciones, especialmente el Gobierno y los medios de comunicación, y de las perversas estructuras de incentivos en línea que recompensan el intercambio de desinformación.
Los acontecimientos cataclísmicos que captan la atención, siempre han provocado una avalancha de teorías alternativas que cuestionan o contradicen los hechos o la versión ampliamente aceptada de los acontecimientos.
Lo que hace diferente este momento de la historia estadounidense es la capacidad de los conocidos vendedores de desinformación para inundar inmediatamente la zona con información objetivamente falsa, gracias, en parte, a la falta de operaciones sólidas de comprobación de hechos en empresas de redes sociales como Facebook y X, antes Twitter.
Es muy probable que millones de estadounidenses se encontraran con afirmaciones falsas sobre el colapso del puente al despertarse el martes por la mañana incluso antes de conocer los hechos.
“En muchos sentidos, las conspiraciones sobre el puente de Baltimore son un ejemplo de cómo surgirán las conspiraciones electorales en las redes sociales antes de noviembre”, afirma Ben Decker, director general de Memetica, una empresa que rastrea la desinformación en internet.
Los sospechosos habituales
Poco después de las 7 a.m. hora de Miami el martes, menos de seis horas después del colapso del puente, Andrew Tate, un provocador en línea con más de 9 millones de seguidores en X, publicó sin ofrecer ni una pizca de evidencia, que el barco había sido “atacado cibernéticamente” y deliberadamente dirigido hacia el puente.
“Agentes extranjeros de EE. UU. atacan infraestructuras digitales”, añadió.
Tate, conocido por sus mensajes misóginos, está a la espera de juicio en Rumania acusado de trata de personas y violación. Después de ese juicio se espera que sea extraditado al Reino Unido para enfrentarse a cargos por delitos sexuales. Niega todos los cargos.
Hasta el miércoles, el tuit de Tate había sido visto más de 18,5 millones de veces en X, según datos de la propia empresa.
Bajo la dirección de Elon Musk, X ha promocionado las notas como un método para que la comunidad verifique los hechos por sí misma. La nota que aparecía bajo el tuit de Tate durante parte del martes, describía tímidamente su declaración como “especulación”. El miércoles por la mañana, la nota se actualizó para afirmar que la publicación de Tate era “engañosa”. El miércoles por la noche, la nota decía en parte que “los lectores deben ser conscientes de que se trata de una opinión personal que se presenta como un hecho”.
En cualquier caso, el post de Tate ayudó a establecer el tono de la realidad alternativa del día.
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