El Gobierno de Gustavo Petro ha intervenido en la tarde de este martes a la EPS Sanitas, la segunda entidad promotora de salud más grande del país, con 5,7 millones de afiliados. La decisión de la Superintendencia de Salud se da en medio de una profunda crisis en el Senado, que tiene a la reforma del presidente al borde del hundimiento. Desde que llegó al poder, Petro ha buscado transformar de raíz el sistema de salud y eliminar las EPS privadas, que según él han convertido la salud en un negocio y no en un derecho.
Por El País
El objetivo de su reforma, que hoy sufrió una gran derrota en la Comisión Séptima del Senado y que se votará en la mañana del miércoles, es eliminar la intermediación de las promotoras para que el dinero pase directamente del Estado a las clínicas y hospitales.
Petro justificó la decisión en su cuenta de X: “El Gobierno tiene la obligación de salvar el sistema de salud, y la vida de los colombianos. El actual sistema, como desde hace años se venía denunciando desde diferentes instancias de control administrativo, judicial y político, extrajo recursos públicos por decenas de billones de pesos que no se invirtieron de acuerdo a la ley y se perdieron, y debemos de actuar de acuerdo a la ley y la constitución y con decisión”.
El gobierno tiene la obligación de salvar el sistema de salud, y la vida de los colombianos. El actual sistema como desde hace años se venía denunciando desde diferentes instancias de control administrativo, judicial y politico, extrajo recursos públicos por decenas de billones…
— Gustavo Petro (@petrogustavo) April 3, 2024
Esta intervención ha generado una enorme controversia en el país. Muchos sectores políticos y empresariales se resisten a cambiar un sistema de salud semipúblico porque creen que el modelo ha funcionado bien desde los años 90 —con sus imperfecciones— y que es superior al de otros países de la región. Sus defensores argumentan que resistió el embate de la pandemia y no colapsó en un momento de máxima exigencia. La decisión, además, ha generado preocupación entre los millones de afiliados de Sanitas que esperan que la continuidad de los tratamientos no se vaya a perder y puedan seguir accediendo a los servicios.
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