En el municipio de Mulegé, en el noroccidental estado mexicano de Baja California Sur, se fundó hace más de cien años una cárcel muy particular, sin puertas y con muchos privilegios para el reo, que debía regresar a prisión en la tarde, a toque de caracol.
Por: Clarín
La famosa cárcel sin puertas se edificó hace más de un siglo y se cerró más de sesenta años después en la Heroica Mulegé, una localidad que actualmente tiene unos 4.000 habitantes y que, paradójicamente, fue también construida por manos de reclusos.
A lo alto de una montaña y sobresaliendo de todas las casas del pueblo resalta la famosa cárcel sin puertas, llamada así por tener un sistema de administración y operación único en su tipo.
Como su nombre lo indica, dichas instalaciones no tenían rejas y los presos que ahí cumplían su condena tenían el privilegio de salir al pueblo con la condición de que regresarían en punto de las seis de la tarde, cuando escuchaban el sonido de los caracoles, ya que usaban esos moluscos para el toque de regreso.
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