La doble moral corroe, surge como sombra que nubla integridades y coherencias. Un fenómeno omnipresente, arraigado en la naturaleza humana que se manifiesta heterogénea. La falsedad y disimulo son moneda corriente, recurso al que acuden a conveniencia; por ello, la relevancia de analizar cómo este inmoral comportamiento ha permeado la sociedad.
La hipocresía se evidencia al adoptar posturas contradictorias según convenga, sin importar principios éticos o morales. Conducta observada en múltiples ámbitos, desde la política hasta en la vida cotidiana. Dirigentes que predican honestidad y transparencia, luego sucios, visibles en actos de corrupción e incumplimiento de promesas. Los que se proclaman defensores de los Derechos Humanos, sin embargo, discriminan por motivos de raza, género u orientación sexual.
En política, es un espectáculo recurrente. Los que predican moralidad y rectitud, se ven envueltos en escándalos de corrupción o comportamientos éticamente cuestionables. Es un acto de cinismo flagrante.
En las relaciones interpersonales, se manifiesta sutil pero igualmente perjudicial. Desde el amigo que habla a espaldas hasta el compañero de trabajo que simula interés mientras busca beneficio, la falta de autenticidad en las interacciones lesiona la confianza y la base misma de las relaciones humanas. La hipocresía disfraza la verdadera naturaleza de las personas y dificulta la conexión significativa y duradera.
La doblez por ventaja se alimenta de la falta de vínculo entre lo que se dice y hace. Es placentero pronunciar grandilocuencias sobre igualdad y justicia, pero difícil vivir de acuerdo con el precepto. Es cómodo adoptar compostura moralmente correcta cuando beneficia, pero ¿qué sucede cuando se entra en conflicto con intereses personales o presiones sociales?
El problema radica en que la simulación socava el compañerismo y la cohesión social. Cuando predicadores de valores no los practican, genera procacidad que mina la credibilidad institucional y de la sociedad. ¿Cómo confiar en líderes, e instituciones, cuando actúan torcidos?
Combatirla demanda compromiso genuino, autentico con la relación entre palabras y acciones. Significa vivir de acuerdo a valores incluso cuando no es conveniente, e implica sacrificio personal. Requiere introspección y autoevaluación que asegure labores y principios alineados.
Además, de fomentar una cultura de responsabilidad y rendición de cuentas, que implica exigir coherencia a líderes e instituciones, dispuestos a reconocer, corregir contradicciones y fallos. Solo así se podrá edificar una sociedad justa y equitativa, basada en la sinceridad y el respeto mutuo.
La hipocresía a conveniencia es un obstáculo para el progreso ético, moral y social, que impide avanzar hacia la justicia y solidaridad, perpetuando injusticia y desigualdad. Es obligatorio combatir la dualidad moral, comprometiéndose con franqueza en valores y procediendo en consecuencia, incluso cuando sea difícil e incómodo. Solo entonces la hipocresía será la excepción, y no la regla.
@ArmandoMartini