La Plataforma Unitaria Democrática ha venido trabajando muy duro estos días, como se nota, en función de un objetivo: lograr el candidato que represente verdaderamente a la oposición venezolana. Obviamente no es fácil tarea, dada la situación impuesta y la generada en el lado de los oponentes reales al régimen.
La evitación de postular a quien en elecciones primarias resultó con el triunfo no le ha salido del todo bien al candidato Maduro. La expectativa opera en contra de quienes buscan electoralmente permanecer en el poder. En ese sentido, todos andamos esperando el humo blanco que nos indique el camino para propinar la mayor derrota de quienes se han creído dueños perpetuos de Miraflores y lo que simboliza esa edificación.
La derrota se vislumbra superior a la de 2015, cuando la Asamblea Nacional para sorpresa de todos, especialmente de los apoderados del poder, pasó a manos de la oposición sin aliciente alguno para los adversarios. Tanto así que tuvieron que hacer dos entes paralelos, una constituyente que nada constituyó y otra dizque asamblea de ellos que se deshace entre las órdenes y los seguimientos ciegos medio disimulados.
De allí el miedo terrorífico de Nicolás Maduro y su combo. Han hecho todo cuanto les ha sido posible para detener el avance opositor, pero la jugada, de concretarse como parece en las próximas horas un candidato unificador de los opositores, les va saliendo muy mal. Porque la situación de espera hasta alcanzar este primer objetivo de poner un nombre, una figura, en la palestra ha generado más atracción hacia el posible logro y sus consecuencias.
Más allá de las aves agoreras de siempre, de quienes buscan disfrazarse de confrontadores legítimos, aunque de verdad no lo son y la ciudadanía lo sabe, tenemos la convicción de que se va a lograr finalmente un acuerdo surgido de la Plataforma Unitaria para darnos la opción que necesitamos para obtener el triunfo y el camino hacia la transición tan deseada. ¿No es fácil para nosotros? Tampoco lo es para ellos. ¿Pueden seguir torpedeando? No se espera una situación distinta. Pero sigue habiendo opciones y ánimo para conseguir la meta. Mi esperanza compartida con ustedes muy seguramente es que no desaprovechemos la oportunidad calva que se nos presenta.