La caída del cabello es muy común en hombres y mujeres, especialmente mientras envejecemos: por ejemplo, la alopecia afecta al 80% de los hombres y cerca del 40% de las mujeres.
Por BBC
En muchos casos, ni siquiera se nota.
Lo cierto es que la sociedad actual no le gusta mucho eso de perder pelo. Podemos escuchar las noticias de cómo los hijos del principe William, George y Louis, heredaron los genes “de la calvicie” de su padre.
Otro dato interesante: el mercado de cirugías para restaurar el
De hecho, las personas pueden comprar pelucas para bebes que afirman que hacen ver a los niños de tres años “más atractivos”.
Pero no siempre fue así. En muchas culturas y periodos de la historia, la calvicie ha sido reverenciada: desde el antiguo Egipto hasta las tribus Issini en el siglo XVIII que habitaban Ghana.
Las cabezas sin cabello o afeitadas representaban pureza, un rechazo a la superficialidad, debido al ritual de afeitarse la cabeza todos los días.
Las cabezas calvas también han sido asociadas con la divinidad. El arte cristiano medieval incluía dibujos donde se veía a Jesús y a María calvos.
Actualmente, los monjes budistas, monjas y otros grupos políticos y religiosos tienen la costumbre de afeitar sus cabezas.
En Occidente hacia mediados del siglo XIX, la falta de cabello también fue celebrada. Pero no por razones religiosas, sino por pseudocientíficos que dieron a conocer peligrosas ideas sobre la raza y la inteligencia.
Y sentó el precedente de la tendencia eurocentrica sobre las investigaciones en la pérdida del cabello que continúan hasta ahora.
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