Cada vez hay más gente que se preocupa por llevar una vida sana, por estar bien, tanto por fuera como por dentro. Por eso hace deporte o ejercicio físico para estar en forma, vigila su peso y sobre todo, cuida su alimentación. Hoy en día se tiene más información sobre lo que se come, la comida saludable está a la orden del día, por eso es importante saber en qué consiste realmente una alimentación sana, qué debe contener el plato saludable perfecto.
Por La Razón
Una alimentación correcta se consigue con una dieta equilibrada, variada y completa, que aporte todos los nutrientes necesarios para que el organismo funcione correctamente, con los hidratos de carbono necesarios, las proteínas adecuadas y las grasas precisas en función de las características de cada persona, teniendo en cuenta la edad, el sexo, la altura, el peso, la actividad física, el estilo de vida y si se tiene alguna patología. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), seguir una dieta saludable ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, diabetes, cardiopatías, y otras afecciones, además de la malnutrición.
Para conseguir una dieta saludable, hay que tener en cuenta que el cuerpo necesita tres tipos de nutrientes principales para funcionar: hidratos de carbono, grasas y proteínas. Los hidratos de carbono, o carbohidratos son los que abastecen de energía a todos los órganos del cuerpo, desde el cerebro hasta el músculo más pequeño, regulan el nivel de azúcar en sangre e intervienen en la disminución del cansancio y la recuperación muscular después de realizar una actividad física. Los alimentos que contienen hidratos de carbono son, principalmente, los cereales y sus derivados, mejor si son integrales, como el pan, la pasta o las galletas; las frutas como la manzana, el plátano, el melón o la naranja y la leche y el yogurt.
Las proteínas son las encargadas de formar los tejidos, además de transportar las vitaminas y proteger de infecciones externas. Se encuentran en alimentos de origen animal como la carne, el pescado, los huevos y los lácteos. También contienen proteínas los frutos secos, las semillas y los cereales pero con menos valor nutricional. Y no hay que olvidar las grasas que, además de ser una fuente de energía importante, ayudan a absorber las vitaminas liposolubles, que son la vitamina A, D, E y K. Colaboran también a la formación de células, nervios y hormonas y protegen de infecciones. Se encuentran en las verduras, los frutos secos, las semillas y el pescado.
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