Desde hace algunos meses, la oposición viene haciendo todo lo contrario a lo que la dictadura esperaba que hiciera. Por aprendizaje, comprensión del momento país o por presión de la opinión pública, los sectores agrupados en la Plataforma Unitaria le vienen tumbando cada una de las quinielas a los representantes del régimen madurista y a sus operadores políticos.
El primer hecho político fue la elección, contra todo pronóstico, de una candidatura unitaria en elecciones primarias. Decimos contra todo pronóstico porque eran muchas las voces, incluso dentro de la propia oposición, que proponían el método del consenso, entre otras cosas, por los retos logísticos y los riesgos asociados a la organización de las primarias. La dictadura, por su parte, aseguraba que los partidos opositores serían incapaces de organizar un evento de tal magnitud y amenazaba con boicotearlo si el CNE no participaba. Para desdicha de la dictadura, la oposición no solo realizó las elecciones primarias, sino que aquel 22 de octubre de 2023 se convirtió en catalizador del renacer de la esperanza en una nación con la moral y el espíritu de lucha quebrados después de tantas frustraciones.
Producto de aquella manifestación ciudadana masiva, el liderazgo de María Corina Machado fue legitimado mayoritariamente y su lucha por su habilitación se convirtió en la bandera de todo un país. El mensaje del 92 % de los electores que prefirió la candidatura de Machado en lugar de otros candidatos sobre los cuales no pesaba ninguna inhabilitación política fue claro: la dictadura no puede elegir el candidato opositor. Desde ese momento comenzó una lucha simbólica, una lucha por los derechos políticos de todos venezolanos que fue liderada por la ahora candidata unitaria. Delante de la determinación de Machado de luchar “hasta el final”, la dictadura interpretó que ese “final” tenía fecha en el calendario y era el lapso límite para la inscripción de candidaturas en el CNE. Ese día, según la dictadura, Machado llamaría a la abstención frente a la imposibilidad de inscribir su nombre. Pero para desdicha del régimen, la candidata unitaria hizo totalmente lo contrario y en una prueba de desprendimiento ejemplar, anunció el nombre de la doctora Corina Yoris como su sustituta, poniendo a Miraflores en nuevo tres y dos. Maduro debía enfrentarse a un escenario de mayor costo político interno e internacional, en el que tenía la titánica tarea de justificar lo que no tenía ninguna justificación política ni legal: el veto a una segunda candidatura opositora.
Las voces de condena internacional no tardaron en hacerse escuchar, incluso desde el terreno aliado hubo críticas, los pronunciamientos más significativos fueron lo de Lula y Petro, pero prácticamente toda la región cuestionó la imposibilidad de la oposición de inscribir su candidatura de preferencia. Frente al descontento interno y la condena internacional, la dictadura jugó su mejor carta: promover la división en la Plataforma Unitaria. Permitieron la inscripción del gobernador Manuel Rosales con la intención de sembrar dudas entre los partidos opositores y con ella la de un candidato “tapa” con la promesa que fuese reemplazado por el propio Rosales llegado el momento de las sustituciones. La apuesta de dictadura era la implosión del campo opositor quienes, frente a la ausencia de consenso, conducirían al gobernador del Zulia a continuar en la carrera electoral. Pero nuevamente le fallaron los cálculos, la oposición se unió en torno a la candidatura del embajador Edmundo Gonzalez Urrutia, quien había tomado vuelo propio desde que se dio a conocer su nombre. La ciudadanía se imponía nuevamente y con ella el mandato del 22 de octubre: el candidato opositor no lo elige la dictadura.
Aunque todavía con mucho poder, el régimen madurista se enfrenta al desconcierto de lo imprevisible. La oposición, de cara a la estrategia de fraude continuado de la dictadura madurista, deberá sortear todavía muchos obstáculos. Mientras más se acerca el día de la elección, mayor será el costo que toda acción contra la candidatura del embajador Gonzalez Urrutia tendrá, eso no quiere decir que no se vayan a atrever, hay un costo relativamente más elevado para ellos y es la pérdida del poder. Lo fundamental para la oposición es trabajar sobre todos los escenarios posibles, el principal en esta etapa es la importancia de la conformación de los Comandos de Defensa del Voto. En respuesta a una configuración de los centros de votación que pretende torcer la voluntad de la mayoría, la importancia de los testigos electorales será clave para defender la victoria electoral el 28 de julio. Nuestra historia la construirán millones de héroes anónimos que tendrán entre sus hombros la honrosa tarea de liderar desde sus espacios la derrota de la dictadura más cruel y salvaje que haya conocido nuestro país en toda su historia republicana ¡Los venezolanos somos capaces de eso y muchos más!
Todo el mundo con Edmundo.
@Brianfincheltub