Los fenómenos virales pueden surgir de la noche a la mañana y transformar prácticas cotidianas. Uno de los más recientes que ha capturado la atención es el “mouth taping”, un método que supuestamente promueve la respiración nasal durante el sueño mediante el uso de una cinta adhesiva en la boca.
Por infobae.com
Los defensores del mouth taping sostienen que respirar por la nariz tiene más beneficios que la respiración bucal. Otros afirman que contribuye a tener una mandíbula más definida, un cutis más claro, un mejor estado de ánimo y digestión. Además, mencionan que puede disminuir la incidencia de caries, gingivitis y el mal aliento.
No obstante, se trata solo de comentarios y repercusiones y no precisamente de evidencia científica. Además, los especialistas advierten sobre los riesgos potenciales asociados a esta práctica.
La creciente popularidad del mouth taping ha suscitado preocupación entre los profesionales de la salud. Más allá de que la respiración nasal tiene beneficios como la filtración de partículas y la humidificación del aire que ingresa, no hay suficiente evidencia que demuestre que taparse la boca durante el sueño pueda ofrecer todas las bondades proclamadas por sus defensores.
Además de los posibles peligros, este método también plantea problemas prácticos que pueden poner en riesgo a la salud: no todos los tipos de cinta adhesiva son aptos para la piel, y su uso prolongado puede causar irritación o reacciones adversas. Con todo, uno de los principales usos del mouth taping sería en pacientes con apnea del sueño, tal como analizaron expertos consultados por Infobae y un estudio científico de 2022.
El doctor Daniel Pérez Chada, presidente de la Fundación Argentina del Sueño, consultor del servicio de Neumonología y director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral, le dijo a Infobae: “Tapar la boca con una cinta porosa no parece una alternativa razonable para tratar las apneas durante el sueño. Existen pocos trabajos publicados en revistas indexadas que se hicieron sobre un pequeño número de pacientes con formas leves de apnea de sueño, es decir aquellas personas que tienen más de 5 y menos de 15 pausas por hora de sueño. Los resultados mostraron mejoría en la reducción del número de apneas y del ronquido, pero no se pueden sacar conclusiones firmes a partir de estudios realizados en un pequeño número de pacientes en los que se midieron algunos pocos parámetros”.
“Además, los pacientes con formas leves de apnea de sueño no requieren tratamientos complejos: muchas veces con indicarles que duerman de costado, que no consuman alcohol ni hipnóticos, que eviten comidas copiosas en la noche y que controlen el sobrepeso es suficiente. Por otra parte, cualquier elemento que impida la entrada y salida de aire por la boca, puede ser un factor de riesgo ante la presencia de, por ejemplo, regurgitaciones o vómitos”, aportó Pérez Chada.
En esa línea, en diálogo con Infobae, Facundo Nogueira, jefe del Laboratorio del Sueño del Hospital de Clínicas, detalló: “Este tratamiento es una opción para pacientes con apneas leves, pero no es suficiente para aquellos con mayor densidad de apneas. Es crucial que esté implementado con una correcta indicación médica y evaluación por un especialista en medicina del sueño, para determinar la magnitud del cuadro y si el paciente es candidato para ese tratamiento. No se debe implementar sin un diagnóstico certero”.
“Además -siguió Nogueira- se debe tener prudencia en pacientes con reflujo gastroesofágico o estados nauseosos, ya que cerrar la boca podría provocar la aspiración del material que salga del estómago en caso de reflujo o vómitos”.
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