La muerte del presidente iraní, Ebrahim Raisi, en un accidente de helicóptero, allana el camino para la celebración de nuevas elecciones presidenciales en el país.
Por BBC Mundo
No se espera, sin embargo, que la desaparición del clérigo de línea dura, que ocupaba el cargo desde 2021, afecte a la dirección política de Irán ni sacuda a la República Islámica de forma significativa, ya que el poder recae en última instancia en el líder supremo del país, el ayatolá Alí Jamenei.
Pero sí pondrá a prueba un sistema en el que la línea más dura de la ya de por sí conservadora dirigencia iraní domina, actualmente, todas las ramas del poder, tanto electas como no electas.
La constitución iraní establece de forma clara qué hacer en caso de que el presidente sea incapaz de desempeñar sus funciones debido a una enfermedad, muerte o juicio político y destitución por parte del parlamento.
Tras la muerte de Raisi, el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, ha nombrado al hasta ahora primer vicepresidente Mohammad Mokhber para dirigir los asuntos del país.
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