Tanto el personal como los estudiantes del núcleo de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en Barcelona, capital del estado Anzoátegui, luchan contra el abandono gubernamental a la institución desde hace más de una década.
Corresponsalía lapatilla.com
José Castellanos, coordinador del espacio donde actualmente solo imparten la carrera de licenciatura en Educación, contó que el gran dolor de cabeza allí son las filtraciones en la temporada de lluvias, que han dejado consecuencias graves en la infraestructura.
Añadió que en reiteradas oportunidades pidieron ayuda para solventar a diferentes administraciones de la alcaldía de Barcelona y la gobernación de Anzoátegui, pero hasta la fecha siguen sin una respuesta.
“Casi todas las paredes evidencian los efectos de la humedad y hay algunos salones donde tuvimos que retirar parte del techo raso porque la filtración lo acabó”, explicó el coordinador, egresado de esta casa de estudios.
Castellanos agregó que por el mencionado problema solo tienen tres aulas operativas de seis que existen en la institución.
No obstante, enfatizó que esas están en condiciones aceptables, porque ellos, con la ayuda de estudiantes, amigos y convenios han ido adecuándolas para poder usarlas.
“No tenemos unos baños decentes para las damas. La sala de informática tuvimos que convertirla en aula, porque la última dotación de equipos fue hace 20 años e incluso la biblioteca tuvimos que reducirla para tener un salón más”, aseguró.
El vocero resaltó que lo poco que han podido hacer es “a pulmón propio” ingeniándoselas como pueden, porque él como coordinador lo que gana son 13 dólares aproximadamente.
“Quisiéramos hacer más, pero no podemos si no hay apoyo. Incluso, las autoridades de la universidad quieren incluir las carreras de Comunicación Social, Psicología o Enfermería, pero así no se puede”, afirmó.
Perseverancia
Estudiantes como Scarlet Hernández aseguran que la perseverancia es lo único que los mantiene de ánimo para seguir asistiendo al deteriorado núcleo.
La muchacha, que ya está en el décimo semestre, contó que aunque es asmática y la humedad le hace daño, igual no tiene miedo de ser la primera en agarrar una escoba cuando es necesario sacar agua.
Vale acotar que quienes estudian en la institución lo hacen bajo la modalidad de estudios universitarios supervisados. Esto quiere decir que van los viernes a recibir algunas directrices y el sábado deben asistir a impartir la clase.
Castellanos detalló que actualmente tienen 104 estudiantes regulares y 38 formándose con el curso propedéutico, a la espera de ver cuántos aprueban para pasar a ser permanentes.