Activistas protestan contra el consumo de carne de ballena en Japón

Activistas protestan contra el consumo de carne de ballena en Japón

(foto EFE)

 

Activistas de People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), la mayor organización de derechos animales a nivel mundial, se concentraron este martes ante máquinas expendedoras de carne de ballena en Tokio para protestar contra su consumo.

Miembros de la organización, enfundados en disfraces de vaca, cerdo y pollo, sostenían carteles con el lema “Cada animal es alguien, hazte vegano” y un plato con trozos de carne de soja ante un establecimiento donde los clientes pueden escoger entre cuatro máquinas expendedoras diferentes variedades de carne de ballena: en forma de hamburguesa, aderezada con salsa de miso, o acompañada de arroz y curri, entre otras.





Permiten (el Gobierno japonés) cazar ballenas y muchos restaurantes sirven su carne. La gente que no está acostumbrada a comer carne de ballena puede querer probarla y queremos parar eso“, explicó a EFE la mujer al mando de la protesta, Laila Imai, mientras ofrecía “carne vegana de ballena” a los transeúntes del distrito tokiota de Shinagawa.

Imai hizo extensivo el clamor de PETA, organización con más de nueve millones de simpatizantes, a otros animales: “No queremos que maten a las ballenas, pero tampoco a pollos, cerdos, vacas o peces”.

La capital nipona cuenta con otros dos establecimientos como el escogido por PETA para la acción, abiertos bajo el nombre de Kujira Store y con apoyo del gobierno japonés para promocionar el consumo de carne de ballena, extendido en el país durante los años de posguerra, pero cada vez menos frecuente entre la población.

Mínimos históricos de consumo de ballena en Japón

Datos del Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón sitúan el consumo de esta carne en mínimos históricos que oscilan entre las 1.000 y 2.000 toneladas al año, menos del 1 % del consumo anual en la década de 1960, de unas 200.000 toneladas.

Japón permite la caza de tres tipos de ballena, la de Bryde (o de ojos grandes), la de Minke y la de Sei (o norteña o boba), y en mayo anunció que planea añadir a su lista de cetáceos permitidos para la caza comercial otra especie, la de aleta, el segundo animal más grande del planeta por detrás de la ballena azul.

La captura comercial de ballenas se reanudó en las aguas del país en julio de 2019, tras 32 años sin practicarse oficialmente, lo que motivó que el país abandonara la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que veta la caza de esos animales. EFE