Egildo Luján Nava: Hay pronósticos borrascosos pero… ¡de que vuelan, vuelan!

Egildo Luján Nava: Hay pronósticos borrascosos pero… ¡de que vuelan, vuelan!

Los meses  de junio y de julio son períodos emblemáticos y cabalísticos para los venezolanos. ¿Motivos?. Hay quienes consideran que se trata de períodos  de recuerdos y de acciones simbólicas en la historia patria, especialmente  de sucesos indicativos sobre el apego como venezolanos a la libertad, la justicia y la democracia.

En fin, se trata de hechos suficientes para que, en todo caso, se manifiesten  razones por las cuales es  oportuno recordar algunas fechas, como es el caso del 24 de julio de 1783, cuando nació en la ciudad de Caracas el Padre Libertador Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Aponte y Blanco; asimismo,  el 5 de julio de 1811 cuando se firmó el Acta de Independencia de Venezuela.  De igual manera, el 24 de junio de 1821, cuando  se libra y se derrota al poderoso ejército español en la gloriosa Batalla de Carabobo, también comandada por el  Libertador Simón Bolívar, en una de las principales batallas y acciones militares de la Guerra de Independencia de Venezuela.

Entre estas fechas históricas para Venezuela, adicionalmente,  se incorpora un nuevo elemento, ya que se  trata de que, casualmente, este próximo 28 de julio del año en curso es la fecha señalada por el régimen actual, y la cual ha sido escogida para la celebración del proceso electoral, en la que se elegirá al nuevo Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.





Ahora bien, es necesario no desestimar la importancia del hecho de que, en elecciones anteriores, esa nunca fue la fecha escogida para la realización de este tipo de acto (?). Lo usual siempre fue que  la celebración de las elecciones se produjera a tan sólo unos días previos a la fecha de transición presidencial, toda vez que la Constitución,  como fecha para oficializar el nombramiento del nuevo Presidente, señala el siguiente mes de enero del próximo período presidencial.

REALIZAR las elecciones el 28 de julio implica elegir un nuevo Presidente, casi 6 meses antes de recibir su nombramiento oficial como Jefe de Estado. Por lo que es obvia la inconveniencia de ese largo intervalo de tiempo entre la elección del nuevo Presidente y la juramentación del mismo. Ahora, ¿a qué viene la cita?. Desde luego, porque será un período en el que, seguramente, se presentarán posibles complicaciones políticas y circunstanciales para el país, al haber simultáneamente, y durante casi 6 meses, dos Presidentes: uno recién electo y otro en funciones, pero con «el sol en la espalda».

Ahora bien, y regresando al tema emblemático y cabalístico sobre los meses de junio y de julio, el  régimen, notoriamente, se ha caracterizado por creer y practicar la santería y sus respectivos ritos.  Es decir,  la religión y/o el sistema de creencias religiosas y culto que tienen como elemento esencial la adoración de deidades surgidas del sincretismo entre creencias africanas y la religión católica.

Desde luego, sin pretender emitir juicios en relación a religiones o a creencias de persona alguna, hay un dicho criollo presente en la mente popular y que viene a la relación con el  tema, y es :  «DE QUE VUELAN, VUELAN». ¿Y cabe preguntar ?: ¿Será posible, o es mera coincidencia el hecho de que se haya escogido como fecha electoral para el mes de julio, precisamente,  el mes cuando nació el «LIBERTADOR» Simón Bolívar, además  del mes cuando se firma la fecha de Independencia de Venezuela?.

Lo cierto es que las circunstancias registran un hecho coincidente, y es como si un suceso histórico estuviera señalando el 28 de julio del 2024 como otra fecha para y de la historia. Adicionalmente, es como si el país estuviera siendo convertido en escenario, con base en el cual, luego de cumplir el régimen del «Socialismo del Siglo XXI» 25 años en el poder, su sucede otro elemento no menos importante. Y es que el causante de un retroceso histórico y de la pérdida de un cuarto de siglo de obvio subdesarrollo, además de la causa de la diáspora más grande del Continente y tal vez del mundo contemporáneo, se gesta  el impacto de un suceso de vida y efecto propio.

Es decir, es como si esa historia a futuro, por los designios de Dios todopoderoso, escogió esa fecha de hito histórico para señalar el final de un ciclo, pero, además,  el inicio de la recuperación democrática de Venezuela rumbo al progreso y el reencuentro ciudadano, todos unidos y en paz («QUE ASÍ SEA»).

Lo que es evidente, adicionalmente, es que el pueblo venezolano, en su casi totalidad, esta cansado de sufrir penurias por el peor trabajo, y que está pidiendo, a gritos, un cambio de Gobierno. Sobre todo porque, adicionalmente, ya no se trata de una guerra de encuestas, ni tampoco de rivalidades de conceptos. Por el contrario,  es del ruego y del deseo evidente de un pueblo que clama por ponerle punto final a esta trágica situación.

Indiscutiblemente, es inútil y peligroso no escuchar el clamor popular. Este 28 de julio, mes emblemático histórico para Venezuela, marcará su espacio en la historia dela Nación. Habrá elecciones y, nuevamente, las Fuerzas Armadas y los Cuerpos Policiales tienen la oportunidad de recuperar su prestigio y honorabilidad, al convertirse en el fiel de la balanza en momentos críticos de la vida nacional. ¿ Y cómo la harían?: asumiendo su rol de defensores de la Patria y de sus ciudadanos, como entidades leales y obedientes a su juramento Constitucional, como garantes y defensores de la Paz y del Orden.

Es menester recordar siempre las palabras del Libertador Simón Bolívar, cuando dijo: «MALDITO EL SOLDADO QUE APUNTE SU ARMA CONTRA SU PUEBLO». Asimismo, cuando, entre sus proclamas,  AÑADIO: » UN SOLDADO FELIZ NO ADQUIERE NINGÚN DERECHO PARA MANDAR A SU PATRIA, NI ES EL ARBITRO DE LAS LEYES NI DEL GOBIERNO. ES EL DEFENSOR DE LA LIBERTAD».-