La información “fiable” sobre 2.145 menores desaparecidos de Ucrania en circunstancias especiales “disminuye con el tiempo”, lo que urge a “recopilar datos genéticos” de familiares para mantener vivo su rastro, frente a los esfuerzos de Moscú de “adoctrinarlos” para que “olviden” sus raíces, denunciaron este miércoles varios expertos internacionales.
En un encuentro organizado hoy en La Haya por la Comisión Internacional sobre Personas Desaparecidas (ICMP), expertos extranjeros y ucranianos, así como representantes de la comunidad internacional, debatieron sobre la necesidad de mejorar la “visión estratégica de Ucrania para localizar a decenas de miles de personas desaparecidas, incluidos los niños deportados ilegalmente”.
El Registro Unificado de Personas Desaparecidas en Circunstancias Especiales actualmente incluye a 2.145 individuos que tenían menos de 18 años en el momento de su desaparición.
La deportación ilegal de niños es un crimen de guerra bajo el Estatuto de Roma, el tratado fundacional de la Corte Penal Internacional (CPI), y fue motivo de las dos órdenes de arresto emitidas en marzo del año pasado por este tribunal contra el presidente ruso Vladimir Putin, y María Lvova-Belova, comisionada presidencial para los Derechos del Niño en Rusia, ambos acusados de ser “presuntos responsables” del traslado forzoso de niños a territorio ruso.
La reina Noor de Jordania, comisionada de la ICMP desde 2001, subrayó que hay consenso sobre el papel “crucial” que desempeñaría una “base de datos central” al permitir recopilar la “abundante información” sobre personas desaparecidas que han recogido diferentes agencias.
Asimismo, destacó que el consenso entre quienes trabajan en esta cuestión sobre “la necesidad de una comunicación constante con las familias de los desaparecidos” y de “una campaña de alcance para recopilar datos genéticos de decenas de miles de familiares” que residen dentro y fuera de Ucrania.
Artur Dobroserdov, comisionado en Ucrania para Personas Desaparecidas, alertó de que, aunque la invasión rusa comenzó en 2022, “la agresión empezó ya en 2014, y como consecuencia hay muchas personas que fueron asesinadas, tomadas como prisioneras, o han desaparecido”.
“Ahora entendemos la magnitud del problema. Estos niños son nuestro futuro. Necesitamos hacer lo posible para traerlos de vuelta. Entendemos que, con el paso del tiempo, muchas cosas cambian, incluso los nombres y apellidos de estos niños porque (Rusia) hace todo lo posible para que olviden sus raíces y sus familiares”, advirtió Dobroserdov.
Además, señaló que “la información fiable sobre personas desaparecidas disminuye con el tiempo” y es “crucial” que los datos se registren y almacenen de forma adecuada porque “en el futuro, las fuentes primarias pueden ya no existir o pueden estar distorsionadas, no reflejando la verdadera situación”.
En este sentido, Kateryna Rashevska, experta legal del Centro Regional para los Derechos Humanos, advirtió de que la deportación ilegal “nunca ocurre de forma aislada de otras violaciones de derechos de los niños que se cometen durante los conflictos”, por lo que, aseguró, una vez bajo el control ruso, a estos niños se “les impone la nacionalidad rusa, un sistema educativo formal e informal con elementos de adoctrinamiento político y de militarización”.
Según sus datos, niños ucranianos fueron trasladados a 58 ciudades y pueblos de Rusia, a Bielorrusia y Osetia del Sur, y a territorio ucraniano ocupado.
En este sentido, recordó que esta práctica “viola” varios derechos del niño, como el derecho al uso de su propia identidad y lengua nacional, a la educación -dado el contexto de adoctrinamiento- y a la familia -al alejar al menor de su contexto familiar y al no permitir que sea recuperado de sus padres adoptivos rusos-.
La tecnología disponible puede ayudar a mantener el rastro de estos desaparecidos tanto a corto plazo como durante décadas.
Sara Huston, cofundadora de DNA Bridge, una organización que trabaja en la reunificación de familias mediante el uso de ADN, señaló que, empleada en colaboración con la sociedad civil, “la infraestructura que ayuda a las familias que han sufrido la pérdida de seres queridos puede adaptarse para reunir a miembros vivos de la familia”, señaló.
Huston instó a un sistema global de bases de datos de ADN para ayudar en las reunificaciones familiares generales.
En el caso concreto de Ucrania, Knut Vollebaek, presidente de la ICMP, instó a mejorar varios puntos para mantener un proceso de muestras de ADN y, entre otras cosas, instó a “ayudar a desarrollar la capacidad técnica del personal forense e investigador ucraniano, apoyar y mejorar la participación significativa de la sociedad civil”.
“Aumentar la conciencia pública sobre el problema de las personas desaparecidas y los pasos que se están tomando para abordarlo” es también, según Vollebaek, otra necesidad.
EFE