Se conocieron en una fiesta en Los Ángeles, Estados Unidos, en abril de 1959. Él era Husein I, rey de Jordania. Ella era una actriz estadounidense de cine clase B, llamada Susan Cabot. De inmediato, ambos comenzaron un romance que, más allá de algunos rumores, permaneció en el más absoluto secreto. No sería esta ni la primera ni la última historia de amor clandestino entre un monarca y una ‘plebeya’, pero en este caso había componentes singulares. Espías, citas programadas y una derivación trágica.
Por La Nación
Husein tenía 23 años y estaba divorciado de la primera de sus cuatro esposas cuando visitó de manera oficial los Estados Unidos, en el año 1959. Por una cuestión de estrategia geopolítica, la administración del presidente norteamericano Dwight Eisenhower buscaba mantener una buena relación con este rey de Medio Oriente, que se caracterizaba por ser un verdadero bon vivant, apasionado por los autos, los aviones… y por las mujeres. Entonces, desde la agencia de inteligencia estadounidense (CIA) se pensó que lo mejor para hacer más felices los días del monarca en tierras americanas era encontrar para él una compañera.
Esta información surge de los archivos de la propia agencia de inteligencia, que fueron desclasificados por el presidente Donald Trump en el año 2017, en el marco de una amplia investigación sobre el asesinato del presidente John Kennedy. En las páginas escritas por los agentes se puede leer un mensaje carente de sutilezas sobre las necesidades de Husein: “El visitante se mostraba especialmente deseoso de disfrutar de compañía femenina durante su visita a Los Ángeles y se solicitó que se hicieran los arreglos apropiados a través de una fuente controlada de la Oficina para asegurar que la visita fuera satisfecha”.
Vale aclarar que, si bien en los documentos no se menciona explícitamente el nombre del rey, las coincidencias de fechas y de hechos hacen que la identidad del monarca sea muy sencillamente comprobable.
“Queremos que vayas a la cama con él”
Entonces apareció en escena Robert Maheu, un hombre relacionado con los servicios de inteligencia estadounidenses. Él era la ‘fuente controlada’ que menciona la CIA, quien se convirtió en el encargado de buscar la mujer que cumpliera los requisitos para acompañar a Husein. Así, este hombre llegó a Susan Cabot, de 32 años, que era bastante conocida en Hollywood por su participación como protagonista en filmes de clase B, como Carnival Rock, La guerra de los satélites o La mujer avispa, dirigidas todas ellas por el ícono de este tipo de películas, Roger Corman.
La idea era que la mujer, cuyo nombre original era Harriet Shapiro, fuera a una fiesta en la mansión del magnate petrolero Edwin Pauley, en Los Angeles, donde se encontraría con el monarca. La sugerencia de Maheu a la mujer era explícita: “Queremos que vayas a la cama con él”. En principio, ella rechazó la propuesta pero, según los archivos, terminó yendo a la mansión donde estaba Husein, lo conoció y, dicen los archivos, “quedó cautivada con el funcionario extranjero”. Luego de aquel encuentro, la mujer definió al rey como “el hombre más encantador”.
La atracción entre la intérprete estadounidense y el rey jordano no terminó en aquel primer encuentro en Los Ángeles. Pronto el monarca arreglaría, a través de la CIA, una serie de citas con Cabot en la otra costa de los Estados Unidos. Así, mientras el rey se hospedaba en una casa de Long Beach, en el estado de Nueva York, como parte de su visita oficial, su flamante compañera se alojaba en el hotel Barclay, de Manhattan, con un nombre falso. De este modo, los encuentros entre ambos se produjeron con la mayor discreción entre el 14 y 18 de abril de 1959.
Un romance imposible
Según lo que también consta en los archivos de inteligencia, al parecer las citas secretas entre ambos amantes crearon un fuerte lazo sentimental. El monarca se mostraba evidentemente atraído por ella, mientras que la actriz habló de un “sentimiento profundo” respecto del jordano. Sin embargo, por una serie de motivos, el romance no se podía blanquear. Por un lado, ella no buscaba ese tipo de publicidad para su carrera y tenía miedo de la información que podría aparecer sobre su vida. Por ello imploró a la CIA que la relación no llegara a los medios, que ya estaban esbozando algunos chismes sobre ella.
Pero también había otro motivo que impedía dar a conocer el romance. La actriz era judía, y el monarca musulmán temía las escandalosas repercusiones que podría tener la difusión de la relación en su país.
En 1961, dos años después de que ocurrieran estos encuentros con la actriz, Husein retomó la senda de los romances que pueden oficializarse cuando conoció a Toni Gardiner, una mujer que, seis meses después, se casaría con él para convertirse en la princesa Muna de Jordania. Parecía que aquel affaire con Susan Cabot había quedado atrás. Sin embargo, esto no sería tan así. Como reza el viejo dicho: “Donde hubo fuego…”.
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