En un momento en el que bandas como el Mariachi Vargas de Tecalitlán viven su apogeo musical, nuevas generaciones de jóvenes mexicanas comienzan a buscar su espacio en la industria con sus voces, trompetas, violines, vihuelas y guitarrones y los éxitos de Chavela Vargas y Lola Beltrán por bandera.
El mariachi es un estilo musical que “históricamente era de puros hombres“, explica a EFE Mariana Pimienta, violinista del Mariachi Femenil de Tecolotlán ‘Ana Bertha Lepe’, durante una visita a Bogotá.
La escuela es una de las primeras dedicadas expresamente a la formación musical en clave de mariachi, con alumnas de todas las edades con las que fomentan su importancia y protagonismo. “La mujer tiene la voz principal en las canciones”, añade Pimienta.
Ella es una de las 43 jóvenes que viajaron la semana pasada desde México hasta Bogotá para dar un concierto conjunto con mujeres de la Orquesta Batuta Laboratorio y la Orquesta Filarmónica de Mujeres de la capital colombiana.
Ese día se juntaron 85 jóvenes sobre el escenario para el concierto ‘Mujeres en armonía: Mariachi Colombia-México’, en el que juntaron sus voces y sus instrumentos para fundirse en un sonido con el que reivindicaron su lugar en la música mexicana.
La más joven tiene sólo 14 años, pero para muchas este no es su primer viaje musical a Colombia, ya que están acostumbradas a propagar la cultura de su país por Latinoamérica en una conversación sobre identidad y reforma generacional.
Orgullo de una generación
“La música ha estado presente en mi vida desde siempre, y los sonidos tan alegres y a la vez tan emocionales del mariachi me ayudaron desde que empecé a liberar mis emociones. Cuando toco mi instrumento es un momento en el que yo puedo sacar todo de mi mente y sentirme tranquila”, explica Pimienta en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella aún con el violín en mano.
Mariana es de las mayores de la escuela y representa la primera generación de mujeres que se gradúan como mariachis, algo que le llena de orgullo porque las más jóvenes le ven como un ejemplo a seguir: “Se siente muy bonito”.
Tras bastidores, instrumentistas y cantantes ríen y comparten anécdotas de los diez días que llevan en Colombia preparando el concierto, a sabiendas de que son “las responsables del orgullo de alguien en el público”, como las motivó durante el ensayo general su directora, la colombiana Nathaly López, quien trabaja “con mucho respeto a la cultura mexicana”.
Así, las jóvenes llevan una semana “en una fiesta constante sumando las dos culturas”.
La mujer mariachi
Tradicionalmente, en México los conjuntos musicales siempre han sido de hombres y aunque en Colombia existen agrupaciones de mujeres “todavía son muy pocas”.
Por eso, “es muy importante tener mujeres desafiando este imaginario cultural y decir ‘las mujeres también podemos'”, afirma López.
El mariachi es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco desde 2011, y en Colombia también es un género muy popular pues no faltan los grupos de estos músicos en eventos sociales importantes como bodas, celebraciones religiosas o cumpleaños.
La relación entre los dos países se evidencia a pocos metros del Delia Zapata Olivella, donde tuvo lugar el concierto, pues el vecino Centro Cultural Gabriel García Márquez suele ser el lugar elegido para conciertos de música regional mexicana como el del Mariachi Vargas de Tecalitlán en febrero, una de las bandas más famosas y antiguas del mundo.
Pimienta asegura que en los muchos lugares donde han interpretado las canciones, les dijeron que debían estar orgullosas de formar parte de esta música: “Nos han impulsado diciéndonos que qué bueno que somos mujeres las que estamos formando parte de esto que era antes tan varonil”.
Aún así, la violinista asegura que poco a poco, las agrupaciones se están volviendo mixtas, pero “en algunas ocasiones las mujeres son las protagonistas porque son quienes cantan”, relevando al hombre a los instrumentos.
EFE