Estos días cunde en Venezuela una sensación de urgencia histórica. Después de 25 años de chavismo, por primera vez se vislumbra la posibilidad de un cambio de rumbo para el país. Las elecciones presidenciales del 28 de julio, salvo giro inesperado, se van a celebrar y el candidato de consenso de la oposición, Edmundo González Urrutia, parte con ventaja -según los sondeos más fiables- frente a su rival oficialista, Nicolás Maduro. Sin embargo, el camino de aquí al día de la votación puede ser accidentado y aún más complejas se antojan las horas posteriores a una virtual victoria de la oposición.
JUAN DIEGO QUESADA
El chavismo, de acuerdo a una opinión extendida entre los analistas, no van a facilitar una transición.
La autollamada revolución bolivariana que inventó Hugo Chávez Frías, en su día un presidente autoritario en un contexto democrático, perdió mucho apoyo popular después de su muerte por un cáncer muy agresivo en 2013 y ha ido reduciéndose cada vez más a lo largo de los años bajo el mando de su sucesor, Maduro. Eso no ha evitado que el partido oficialista, a día de hoy, controle toda la institucionalidad del Estado, desde la justicia hasta las fuerzas militares. A pesar de todo, el Gobierno no ha terminado de romper del todo con el exterior a la manera de Cuba y Nicaragua. En estos años ha negociado con la oposición y con Estados Unidos unos marcos de entendimiento y así es como se han llegado a organizar estas elecciones tan peculiares.
Maduro debería enfrentarse a María Corina Machado, que arrasó en las primarias de la oposición. Machado se convirtió a partir de ahí en un fenómeno político capaz de arrastrar a una buena parte del electorado. El chavismo la inhabilitó y no la deja presentarse a las elecciones, pero eso no la ha detenido: ha acabado designando a Edmundo González y le ha otorgado todo su capital político. Este diplomático de 74 años, que resistió a ser elegido por los opositores por sus pocas ganas de encarar una encomienda de este tamaño, ha pasado de ser un auténtico desconocido a que se haga popular la frase Todo el mundo con Edmundo. “Edmundo tiene más del 50% de intención de voto porque capta más del 90% del voto de María Corina. Maduro está cercano a sus topes en opinión pública, que es alrededor de 3 de cada 10 venezolanos inscritos en el registro electoral que se encuentran en Venezuela. Hay una diferencia importante”, explica Luis Vidal, politólogo, experto en datos y director de More consulting, empresa de análisis de opinión pública.
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