El caso del “vampiro de Highgate” que fue “cazado” durante tres noches en un cementerio de Londres

El caso del “vampiro de Highgate” que fue “cazado” durante tres noches en un cementerio de Londres

David Farrant, uno de los primeros que difundió la versión del vampiro de Highgate

 

Una multitud camina por el cementerio, entre las tumbas atacadas por la maleza. Hombres y mujeres empuñan antorchas para romper las tinieblas de la noche; otros llevan frascos con agua bendita, cabezas de ajo, cruces, crucifijos o estacas de madera bien afiladas; hay también varios “bobbies”, los clásicos policías uniformados de Londres, con sus gorros típicos y linternas en las manos. Todos buscan a un vampiro -o quizás sean varios- que aterrorizan a la ciudad.

Por infobae.com





La escena, digna de alguna las películas de la saga del conde Drácula dirigida por Tod Browning, transcurre durante horas, más precisamente hasta el alba, en un silencio siniestro solo interrumpido por el rumor de los pasos y algún grito de terror. No hay, sin embargo, cámaras de cine, porque se trata de un hecho bien real, de esos que, cada tanto, le dan cuerpo a ese lugar común que asegura que la realidad supera a la ficción.

Ocurrió la noche del sábado 13 de marzo de 1971 y se repitió las del domingo 14 y del lunes 15 en el por entonces abandonado Cementerio de Highgate, en el distrito londinense de Islington, el mismo donde descansan los ilustres restos de, por ejemplo, Michael Faraday y Karl Marx. El episodio se conoció como “la caza del vampiro del Cementerio de Highgate” y, lejos de provocar hilaridad, fue tomado bien en serio por los vecinos de Londres a raíz de una sucesión de hechos dramáticos -e incluso violentos- a los que no se les encontraba explicación.

Al no encontrar culpables de carne y hueso para esos hechos, los medios londinenses -y no solo los tabloides sensacionalistas- comenzaron a publicar historias que afirmaban que el cementerio no sólo estaba embrujado, sino que también era el sitio donde en una tumba sin nombre descansaba un vampiro real, el llamado “Rey Vampiro de Valaquia”, un noble de esa región europea que habría sido traído a Inglaterra en un ataúd en el siglo XIX. Una criatura más infernal que el bueno de Karl Marx, culpable de haber creado ese infierno llamado comunismo, cuyo fantasma seguía recorriendo el mundo en la convulsionada década de los ‘70.

Según la historiadora Alice Marshall, “la fama del cementerio saltó a los medios sobre todo cuando en el mes de diciembre de 1969 varios testigos aseguraron haber visto, muy cerca de la tumba de Karl Marx, una sombra muy alta que parecía perseguir a los paseantes”.

Una nochebuena espectral

El resurgimiento -ya se verá por qué no el simple nacimiento- de la historia del vampiro del Cementerio de Highgate puedo ubicarse en una fecha todavía más precisa que la señalada por la historiadora. La víspera de la navidad de 1969, un grupo de jóvenes amantes del ocultismo decidieron pasar la noche en el camposanto, que llevaba años clausurado y estaba invadido por la maleza, y supuestamente se toparon con una figura sobrenatural.

Uno de ellos, David Farrant, escribió una carta, publicada en el Hampstead and Highgate Express el 6 de febrero de 1970, narrando los sucesos de esa noche. Contó que habían visto una “figura gris, evidentemente sobrenatural” y preguntaba a los lectores del semanario si alguien había tenido una experiencia similar. Las respuestas llegaron con la siguiente edición, la del 13 de febrero, en la que se reprodujeron las cartas de varias personas que describían extrañas presencias en el cementerio y sus aledaños. Unos hablaban de un hombre alto con sombrero, otros del espectro de un ciclista, había quienes habían visto una mujer vestida de blanco y otros que describían una cara fantasmal que miraba detrás de los barrotes de una puerta. No faltaban tampoco aquellos que habían escuchado voces que los llamaban o el tañido de campañas a medianoche.

Esos “testimonios” corrieron como reguero de pólvora y se multiplicaron como los panes, hasta que pronto casi ningún vecino de la necrópolis había dejado de ver algo. Así, la pequeña noticia del Hampstead and Highgate Express se convirtió en nota para la mayoría de los medios londinenses, algunos de los cuales decidieron bucear en el pasado para encontrar antecedentes.

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