La nota saliente del Draft de la NBA fue el traspaso de Bronny James, hijo de LeBron, a Los Ángeles Lakers. Por primera vez en la historia de la liga estadounidense, un padre y su hijo compartirán equipo luego de que la franquicia angelina lo seleccione en el 55° pick. Sin embargo, hubo otra historia llamativa (y macabra), la de Kyle Filipowski, quien pasará a integrar las filas de Utah Jazz. No tiene que ver con las grandes condiciones de este chico, que jugó a nivel universitario para los Duke Blue Devils, sino de toda una complicada trama familiar en la que está envuelto.
Por Clarín
Mide 2,11 metros, siempre se lo destacó como un magnífico pívot con buen tiro exterior y pase y fue invitado a la “Green Room”, la que integran aquellos jugadores que son favoritos para ser seleccionados en los primeros puestos del Draft. Se esperaba que todos se pelearan por él. Sin embargo, pasó el primer día de la lotería y no se escuchó su nombre. Recién se lo quedó Utah en el pick 32, toda una sorpresa. ¿Qué es lo que sucede con este chico? ¿No es tan bueno como decían? ¿O es que hay algo más? Definitivamente, hay algo más.
El conflicto gira en torno a su novia, Caitlin Hutchinson, que tiene 28 años. La diferencia actual con los 20 años de Kyle no es el problema, sino lo alarmante es que están juntos desde que el jugador cursaba el colegio secundario. Es decir, cuando era un menor de edad y ya asomaba como un talento destinado a llegar al alto nivel.
Eso no es todo. La familia de Filipowski denunció que Caitlin ejerció “grooming”, la acción de acosar a un niño, niña o adolescente con fines sexuales mediante el uso de comunicaciones electrónicas. La acusaron de introducirlo a la fe mormona y llevarlo a cortar lazos familiares desde hace 2 años.
Esta situación volvió a salir a la luz en las últimas horas, justo cuando el Draft de la NBA ubicó a Filipowski en Utah Jazz, y su historia rápidamente viajó a través de las redes sociales. Ante muchas preguntas que se reproducen, Becky Filipowski, madre del jugador, se expresó y dijo que Caitlin y su hijo ya están comprometidos y que el interés de ella es casarse para acceder a la buena posición económica que le espera a su novio en la liga reina del básquet.
“Estás abriendo un tema que tiene dos años… y ella tiene 28. Hace tres años quiere tener un anillo de diamantes en la mano. Él estaba todavía en la secundaria”, respondió Becky en la red social X a un usuario que indagaba en el tema. Tiene alrededor de 200 seguidores en su cuenta personal y esa publicación quedó cerca de alcanzar las 250 mil visualizaciones, como para dimensionar el impacto de toda esta historia.
Lo cierto es que ahora se le está cumpliendo el gran sueño que tienen los niños, luego adolescentes, que agarran una pelota naranja y hacen carrera a nivel juvenil: jugar en la NBA. Va a enfrentar a los Lakers de LeBron, a los Dallas Mavericks de Luka Doncic, a esas estrellas que antes miraba por la TV.
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