Distintos estudios científicos apuntan a la alteración del aire atmosférico debido a las secuelas del calentamiento global. Cuáles son las rutas aéreas más agitadas del mundo
¿Estamos en presencia de más reportes de pasajeros lesionados y aviones dañados por las frecuentes turbulencias atribuidas al cambio climático?
Podría parecer que sí, dado los últimos incidentes notificados por distintas compañías aéreas. En la madrugada del lunes, un avión de Air Europa que hacía la ruta Madrid-Montevideo aterrizó de emergencia en la ciudad brasileña de Natal tras fuertes turbulencias que dejaron 7 personas heridas y 30 con diversas contusiones.
Por Infobae
La empresa española informó en la plataforma X que el vuelo UX045, un Boeing 787-9 Dreamliner, “con destino a Montevideo se había desviado al aeropuerto de Natal (Brasil) a causa de fuertes turbulencias”.
Y a fin de mayo dos severos accidentes aeronáuticos, con aviones de pasajeros ocurrieron debido a fuertes turbulencias atmosféricas.
El primer episodio ocurrió el 21 de mayo último cuando el vuelo SQ321que hacía la ruta Londres-Singapur debió aterrizar de emergencia en el aeropuerto de Bangkok tras sufrir una fuerte turbulencia que dejó 70 heridos y una persona fallecida. El otro incidente se reportó el 27 de mayo durante el vuelo QR017 del Boeing 787 Dreamliner de Qatar Airways, que volaba desde Doha con destino a Dublín, en Irlanda. En este caso, el vuelo pudo llegar a destino, pero 12 personas resultaron heridas por una fuerte turbulencia, de las cuales 8 debieron ser hospitalizadas.
Las turbulencias severas cada vez más frecuentes
Esta situación encendió las alarmas mundiales sobre estos fenómenos meteorológicos y su posible vinculación con el cambio climático que estamos viviendo. Y ha sido confirmada por una investigación de la Universidad de Reading (EEUU) que publicó en 2023 un exhaustivo estudio científico en la revista especializada Geophysical Research Letters en la que advierte sobre el aumento del fenómeno de las turbulencias en cielos despejados y su incidencia por el cambio climático.
“Los aumentos son consistentes con los efectos del cambio climático”, concluyeron los expertos que se centraron en una de las rutas de vuelo más transitadas del mundo, es son las que sobrevuelan el Atlántico Norte.
Según los datos recopilados y analizados, en los puntos estudiados de esa ruta, la duración anual de turbulencias severas aumentó un 55 %, pasando de 17,7 horas en 1979 a 27,4 horas en 2020. Y el incremento de las turbulencias moderadas alcanzó el 37 % (de 70 a 96,1 horas) y las ligeras aumentaron un 17 % (de 466,5 a 546,8 horas).
Los expertos afirman que la causa principal de este fenómeno se encuentra en el cambio climático, que está alterando la dinámica atmosférica a través del aumento de las temperaturas globales y la modificación de las corrientes en chorro.
Este aumento de turbulencias, si bien es un problema de alcance global que afecta a numerosas rutas de vuelo alrededor del mundo, muestra incrementos de inestabilidad más severos en el Atlántico Norte, Europa, Oriente Medio y el Atlántico Sur.
“El aire más cálido de las emisiones de CO2 está aumentando la cizalladura del viento [un cambio brusco en su dirección y velocidad] lo que fortalece las turbulencias en cielo despejado tanto en el Atlántico Norte, como en todo el mundo. Hoy las turbulencias hacen que los vuelos sean irregulares y, en ocasiones, pueden ser peligrosos”, explicó uno de los autores de la investigación, Mark Prosser.
Pero una investigación previa publicada en la revista científica Nature en 2019 ya daba pistas sobre la incidencia del cambio climático sobre una mayor frecuencia de turbulencias.
“Nuestros resultados indican que el cambio climático puede estar teniendo un impacto mayor en la corriente en chorro del Atlántico Norte de lo que se pensaba anteriormente”, sostuvieron los investigadores, que determinaron que la velocidad zonal del viento en la corriente en chorro polar del Atlántico Norte a 250 hectopascales no ha cambiado desde el comienzo de la era de los satélites de observación en 1979, la cizalladura vertical ha aumentado un 15 por ciento (con un rango de 11-17 por ciento) según tres conjuntos de datos de reanálisis diferentes.
¿Qué es la corriente en chorro del Atlántico Norte?
Una corriente en chorro o jet stream es uno de los elementos meteorológicos que más influyen el clima y tiene efectos directos para la aviación, ya que provocan mayor turbulencia.
Según los expertos, una corriente en chorro es un canal de vientos muy fuertes en forma de tubo que tiene lugar a unos 9 a 16 km sobre la superficie terrestre que en casos favorables permite a las aerolíneas un importante ahorro de tiempo y combustible. Pero en caso de tornarse severas, trae aparejadas turbulencias más fuertes y accidentes en la cabina de pasajeros.
“Las corrientes en chorro se han desplazado al norte, y cuanto más al norte se registrarán más turbulencias, tanto en número como en intensidad”, completaron los expertos y en referencia al cambio climático destacaron que “el aumento de la cizalladura vertical es consistente con la intensificación de la turbulencia en aire despejado impulsada por la cizalladura esperada por el cambio climático, que afectará a la aviación en el corredor de vuelo transatlántico concurrido al crear un entorno de vuelo más turbulento para las aeronaves”.
“Concluimos que los efectos del cambio climático y la variabilidad en la corriente en chorro de nivel superior están siendo parcialmente oscurecidos por el enfoque tradicional en la velocidad del viento en lugar de la cizalladura del viento”, agregaron los expertos.
Jayanarayana Kuttippurath, experto en clima y químico atmosférico del Instituto Tecnológico de Bombay, explicó que “el calentamiento global inducido por actividades antropogénicas provoca un aumento de la temperatura del aire en la superficie del planeta. Como resultado, los fenómenos meteorológicos extremos también se vuelven frecuentes y devastadores. Se espera que con cada aumento de 1?C en la temperatura del aire en la superficie global, los fenómenos meteorológicos extremos moderados aumentarán en un 9% aproximadamente en primavera e invierno y en un 14% en otoño y verano en el hemisferio norte. Si el calentamiento se vuelve intenso en el futuro, la cantidad de fenómenos meteorológicos extremos aumentará significativamente”.
Ramalingam Saravanan, profesor y jefe del Departamento de Ciencias Atmosféricas de Texas, explicó que la turbulencia en aire claro es especialmente preocupante porque es casi imposible predecir su frecuencia.
“El problema principal es que no se puede ver. Creo que la mejor manera en que los pilotos se enteran de ello es cuando otro piloto ha volado por allí y les envía un mensaje por radio para informarles de su ubicación. Se puede intentar predecirlo estadísticamente, pero no se puede predecir en función de cada caso individual porque es un proceso aleatorio y el aire parece limpio e inofensivo, de ahí el nombre”, indicó el especialista
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