En los tres escenarios queda clara la ilegitimidad de Maduro. Arrecia la presión nacional e internacional. Vuelven y con más fuerza que nunca las sanciones. Se desacredita Maduro todavía más y nada lo sostiene. Venezuela un país con las reservas petroleras más grandes del planeta, que producía unos 3.500.000 barriles de crudo, ahora debido a la destrucción de PDVSA y de un saqueo de proporciones iniciales promedia cerca de 800.000 b/d. Al unísono tenemos los índices de inflación y alto costo de la vida más altos del mundo y unos salarios entre los más paupérrimos. Una salvaje brecha, a la que se suman las crisis de los servicios públicos, las carencias de agua, electricidad, salud y educación. En los dos primeros escenarios los militares desplegados por todo el país en el “Plan República” son testigos del inmenso fraude y de la burla al pueblo y a la soberanía popular. Los escrutinios tal y como lo señala la ley son públicos y todos vamos a saber de la apabullante derrota de Maduro. En Venezuela tenemos más de 2 mil generales. Más de los que hay en toda la OTAN, incluyendo a los EEUU. Es evidente que no hay coimas para todos y muchos de los llamados comandantes están también en la misma situación. En el siglo XX cayeron de la presidencia siendo militares: Cipriano Castro, Medina Angarita, Delgado Chalbau y Marcos Pérez Jiménez. Maduro no lo es. Hasta al general Pinochet en Chile, que tenía una gestión económica impecable, al perder las elecciones se le volteó en buena parte el alto mando, comenzado con el comandante Mateus de la aviación.
El día electoral, el 28 de julio, es ahora sí, “el principio del fin”. El mundo se les viene encima. Hay que salvar a Venezuela. Todos a votar. Ahora o nunca…
@OscarArnal
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