“Equipo que gana no se cambia”, dicen los cánones del fútbol con los que Néstor Lorenzo, técnico de Colombia, parece no estar muy de acuerdo. Aunque en su era no ha conocido la derrota, solo ha repetido formación en dos oportunidades. Puso la misma nómina en el juego amistoso contra Alemania y con Venezuela por las eliminatorias, mientras en la Copa América se vieron los mismos hombres contra Costa Rica y Uruguay.
Su equipo podría definirse como adaptable a cualquier rival y, como se dice, “al son que le toquen, Colombia baila”. Sin embargo, tiene una idea consolidada de juego que consiste en no amilanarse ante ningún contrincante y ser un onceno dinámico. El invicto es de 28 partidos, 25 bajo su dirección, con 19 victorias y 7 empates.
“La evolución se nota en el equipo. A veces quedan sensaciones de que faltó esto en defensa o esto en ataque, y todo eso se va construyendo partido a partido. Pero nunca nada es igual, el rival no es el mismo. Creo que hemos crecido, pero todavía lo seguimos haciendo, y mientras el equipo haga las cosas mejor, se valida el proceso”, dijo Lorenzo en conferencia de prensa.
Para alcanzar el rendimiento del 84 por ciento, el argentino creó una columna vertebral y, a partir de ahí, una memoria futbolística. Su primer partido al frente de este equipo fue ante Guatemala en un amistoso que ganó con anotaciones de James Rodríguez, Luis Sinisterra, Rafael Santos Borré y Yaser Asprilla.
Dichos jugadores están en el certamen más antiguo de selecciones en el continente, y basado en las habilidades del 10, la seguridad de Camilo Vargas, la polifuncionalidad de Daniel Muñoz, la solidez de Jhon Jáner Lucumí, el orden de Jefferson Lerma, la velocidad de Luis Díaz, el dinamismo de Jhon Arias y el sacrificio de Rafael Santos Borré, que perdió la titularidad ante Costa Rica, el timonel ha planeado sus estrategias.
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