Caían lágrimas de felicidad. El 19 de julio de 1996, Majed Abu Maraheel entraba en el Estadio Olímpico del Centenario, de Atlanta, con una bandera palestina gigante.
Por BBC Mundo
Era la inauguración de los Juegos Olímpicos y delante de él caminaba un miembro del equipo organizador con un cartel que decía: Palestine.
Su entrada al desfile de atletas fue anunciada por dos voces, una femenina (“La Palestine”) y otra masculina (“Palestine”).
Nunca antes había ocurrido.
Más de 80.000 personas en el estadio vieron a Maraheel, mientras que millones lo siguieron desde sus casas en todo el mundo.
“Fue un hito significativo para Palestina ya no en cuanto al deporte, sino a su reivindicación territorial y nacional como país, porque por primera vez sale en todas las televisiones: Palestina”, le dice a BBC Mundo el profesor Javier González del Castillo, miembro del Centro de Estudios e Investigación Olímpico de la Universidad Europea.
“Ese momento fue un símbolo del pueblo palestino en su lucha por el reconocimiento internacional”.
Esta es la historia del primer abanderado palestino en unos Juegos Olímpicos, quien murió el pasado junio.
“En el casi cuarto de siglo que conocí a Majed, nunca escuché a nadie pronunciar una palabra negativa sobre él, ni que una palabra negativa saliera de su boca. Esta es una hazaña imposible en el conflicto entre Israel y Palestina”, le señala a BBC Mundo el historiador San Charles Haddad.
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