Éste es el mayor intercambio de prisioneros entre Rusia y Occidente desde la Guerra Fría. En él participaron 26 prisioneros retenidos en siete países diferentes, entre ellos disidentes rusos, espías al servicio del Kremlin, periodistas estadounidenses y un mercenario alemán. Parecía una nueva versión de una película de espías ambientada en los años 80, cuando Vladimir Putin servía como oficial de la KGB en Dresde.
El 1 de agosto por la tarde, siete aviones de seis países aterrizaron en Ankara, dando por finalizadas meses de negociaciones secretas. Entre los liberados por los rusos se encontraba Evan Gershkovich, un periodista del Wall Street Journal encarcelado por Rusia desde marzo de 2023 por falsos cargos de espionaje. Otro fue Paul Whelan, un ex marine estadounidense que había sido arrestado a fines de 2018 mientras asistía a la boda de un amigo. El prisionero más joven, Kevin Lick, de 19 años, es un ciudadano ruso-alemán que fue encarcelado por tomar fotografías de una base militar rusa. El mayor, Oleg Orlov, de 71 años, ha sido un disidente y activista desde la era soviética y fue copresidente de Memorial, una organización de derechos humanos prohibida.
Especialmente dignos de mención fueron Vladimir Kara-Murza e Ilya Yashin, dos políticos de la oposición. Ambos han sido las voces disidentes más prominentes en Rusia desde la muerte bajo custodia de Alexei Navalny en febrero. Ambos habían elegido la prisión en lugar del silencio.
A cambio, Putin recuperó a personas esenciales para su guerra híbrida contra Occidente: asesinos, contrabandistas, piratas informáticos y agentes encubiertos conocidos como “ilegales”. El activo más valioso fue Vadim Krasikov, coronel del FSB, la principal agencia de seguridad rusa. Había estado encarcelado en Alemania, donde había asesinado a un ex rebelde checheno a plena luz del día en el centro de Berlín en 2019. Garantizar la liberación de esas personas ayuda a Putin a ganarse la lealtad de sus servicios de seguridad.
Según Christo Grozev, de Bellingcat, un servicio de inteligencia de código abierto, Putin inicialmente esperaba negociar directamente con Estados Unidos el intercambio de Gershkovich por Krasikov. Grozev, que anteriormente ayudó a identificar a los agentes rusos responsables del envenenamiento de Navalny y Kara-Murza, participó en las negociaciones sobre el intercambio de prisioneros, que comenzó hace más de dos años. Alemania, afirma, insistió en incluir a Navalny en el intercambio.
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