Los bebés se paralizaban frente a la pantalla del televisor cuando escuchaban la dulce voz que decía: “Sobre las colinas en un lejano lugar, los Teletubbies salen a jugar”. Así daba inicio el programa infantil más visto de finales de los años 90. Desde el 31 de marzo de 1997 hasta el 2001, cada episodio de la serie británica de Anne Wood y Andrew Davenport emitida por la cadena BBC, captaba la atención de los más pequeños.
Por Infobae
Durante los 365 capítulos que tuvo el programa, los niños desplegaban su imaginación frente a los cuatro inolvidables personajes de colores: Tinky Winky (violeta), Dipsy (verde), Laa-Laa (amarillo) y Po (rojo), mientras los Teletubbies se refugiaban en una cabaña semisubterránea ubicada en algún lugar de “Teletubbylandia”. Con un suelo verde brillante y unas suaves ondulaciones en medio de una pradera de bordes perfectos, los muñecos hacían su aparición, de a uno por vez, con un salto que despertaba las risas de todos.
“Oa”, saludaban a media lengua a la cámara y los bebés aplaudían del otro lado de la pantalla. Pero lo que realmente despertaba su curiosidad era el Sol que “nacía” cada día, en cada emisión del programa. Sobre el cielo azul se iba elevando hasta convertirse en una esfera amarilla redonda con puntas a sus lados y, desde adentro, se veía la simpática carita de una nena que se iluminaba por su amplia sonrisa. Nadie podía dejar de mirarla. Los bebés quedaban deslumbrados por esa profunda mirada de ojos celestes, y toda la escena quedaba enmarcada en una atmósfera de juego y de risas.
Con el tiempo, se supo que esa “nena sol” era en verdad Jess Smith, una beba de un año y pocos meses que sus padres habían llevado al casting de la que sería una de las series más recordadas por los niños de esa generación. Cuando los productores le tomaron una prueba, la pusieron frente a un espejo y Jess comenzó a reírse de tal modo que contagió a todos los presentes. Fue elegida de inmediato y pasó a ser “el sol” de los Teletubbies, aunque su familia se enteró de que la nena había sido seleccionada unos días después, mientras estaban en un control con el médico de cabecera.
En esa época, en la que no había plataformas digitales ni otros canales más que los del cable, el programa se aventuró en la difícil tarea de atrapar la atención de niños de pocos meses, cosa muy difícil de lograr, ya que ellos suelen dispersarse fácilmente. Por eso, cada entrega tenía solo 20 minutos de duración y estaba repleta de canciones, de voces a media lengua, de saltos y bailes de los personajes, junto a un paisaje de flores y muchos colores.
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