La palabra clave que ha agitado estas últimas horas en Brasil ha sido “boomerang”. Las declaraciones del presidente Lula, pero sobre todo de su asesor especial para la política exterior, Celso Amorim, después de haber dado la vuelta al mundo, le están saliendo como un boomerang al gigante latinoamericano, desatando la polémica de los expertos, pero también la indignación de los brasileños que podrían tomarse la revancha con las próximas elecciones municipales previstas para el 6 de octubre.
Maria Zuppello
Amorim comparecerá hoy en el Senado, donde tendrá que dar cuenta de los últimos acontecimientos sobre Venezuela.
La mecha saltó durante la última reunión ministerial, el 8 de agosto, pero no se filtró hasta pasados cinco días. En esta reunión con sus ministros, Lula propuso nuevas elecciones en Venezuela para resolver la crisis. Sin embargo, la idea es de Celso Amorim, como él mismo admitió, añadiendo que se trata de una propuesta informal y aún en proceso.
En otra entrevista con el portal de noticias UOL, el martes, Amorim también dijo que “si ambas partes piensan que han ganado, nadie tiene nada que temer”. De hecho, por tanto, la idea que propone Brasil es la de una anulación de la votación en la que al menos más de 7,3 millones de votos, según el 85% de las mesas escrutadas por la oposición, votaron para mandar a Maduro y a su régimen a casa. Amorim, quizá anticipándose a la polémica, calificó su propuesta como «una especie de segunda vuelta» en la que sólo concurrirían Maduro, por un lado, y Edmundo González Urrutia, por otro. A cambio, dijo, se concedería una amnistía al perdedor mientras que Maduro tendría que permitir la presencia de observadores internacionales. “Si quieren negociar un paquete sobre estas cosas, incluyendo el fin de las sanciones, es posible hacer una especie de segunda vuelta con un buen acompañamiento internacional”.
Tamara Taraciuk Broner, directora del Programa de Estado de Derecho Peter D. Bell del think tank de Washington The Inter-American Dialogue, dijo a Infobae que “la propuesta de nuevas elecciones no tiene ningún sentido. En Venezuela hubo elecciones y, a pesar de las enormes dificultades, la gente salió masivamente a votar y hubo un resultado electoral que no es un capricho sino que es un producto de las actas oficiales que juntaran los testigos en los más del 80 % de las mesas y que dan como ganador a Edmundo González Urrutia”. Para Broner “la conversación ahora tiene que ser cómo implementar que se respete la voluntad popular de los venezolanos”. “Cuando Lula ganó las elecciones y hubo un intento por parte del gobierno de Jair Bolsonaro de no reconocer ese resultado, nadie hizo pedido a Lula que compartiera el poder con Jair Bolsonaro en un pacto de coexistencia política o que volviese a hacer las elecciones. ¿Por qué habría Edmundo González Urrutia de aceptar alguna condición como esa?” afirmó Broner a Infobae.
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